Días atrás he recibido por diferentes vías un artículo con ese título. En realidad se trata de una entrada en la bitácora de Carlos Gorostiza, parlamentario socialista vasco, con la misma ilustración que yo pongo como cabecera, publicado antes como columna en la página 2 del periódico Danok Bizcaia. Días más tarde incidió sobre el asunto con un nuevo artículo titulado Yo ya avisé. Y quería escribir sobre el asunto.
Me recordó un artículo de Francisco Rico en El País contra la ley del tabaco en el que el académico y filólogo acababa afirmando: En mi vida he fumado un solo cigarrillo. Sin embargo, todos sabemos que enciende un pitillo con la colilla de otro. Causó notable controversia el artículo por esa afirmación última precisamente. Hubo quien le acusó de mentiroso, y hubo quien lo justificó, entendiendo que el aserto no era sino un recurso literario, provocador, sí, pero recurso al fin y al cabo. También se diría más tarde que la publicación, por parte de un afamado escritor, de sus experiencias sexuales con niñas de 13 o 14 años, en sus viajes por oriente, no era sino una literaturalización de experiencias y que, por lo tanto, carecía de importancia.
Es decir, la mentira o la pederastia tienen justificación cuando forman parte de un recurso narrativo, aunque escondan indecencias y prácticas abominables.
La mentira y la indecencia se han instalado entre nosotros sin que nos sintamos concernidos. Y, sobre todo, la ausencia de rigor. Lo importante es hablar, aunque se digan tonterías. Y el señor Gorostiza abunda en todo ello, tanto en el primer artículo como en el segundo.
Me explico.
Datos: Don Carlos Gorostiza Orbañanos es parlamentario por el PSE-PSOE en la cámara vasca. Como tal, desempeña los siguientes cargos o funciones: Secretario de la comisión de Industria, Innovación, Comercio y turismo; vocal de la comisión de Vivienda, Obras Públicas y Transportes; vocal de la comisión de control de EITB; vocal de la comisión de Medio Ambiente, Planificación Territorial, Agricultura y Pesca; representante del parlamento vasco en el consejo asesor de RTVE del país vasco; representante del parlamento vasco en el consejo de administración de EITB. Efectivamente, es un privilegiado y obtiene por ello unos buenos sueldos. Ignoro si alguno de estos cargos conlleva vehículo con o sin chófer, dietas, complementos económicos, etc, pero no es difícil hacerse una idea, en función de cuáles son las prácticas en otros casos.
Si uno lee, incluso, por encima, los tres primeros párrafos del primer artículo descubrirá que sólo se nos proponen unas prácticas de buen consumidor. Nada más. Cualquier buen consumidor debería atenerse a ellas. Es decir, cualquier consumidor responsable (parafraseo y comento de paso) no debería cambiar de coche cada dos por tres (¿eso afecta al coche oficial?, ¿y a la moto?, porque el señor Gorostiza también tiene moto), no debería pedir créditos para cualquier ocurrencia y debería adquirir los productos con la mejor relación calidad-precio. No necesariamente marcas blancas, sino los productos con mejor relación calidad-precio. Cualquiera que examine un envase de marca blanca observará que detrás está siempre un gran fabricante con quien la gran superficie ha firmado un acuerdo. Es decir, dejar de comprar Bimbo, por ejemplo, no le afecta a Bimbo en absoluto si es Bimbo quien está detrás de la fabricación de los productos de panadería de la gran superficie; al contrario. Y lo mismo vale para cualquier otra marca de las que relaciona el señor Gorostiza. Quizás habría que tener en cuenta cuál es la política de estos fabricantes respecto de los cereales modificados genéticamente, el uso de grasas saturadas, la expropiación de terrenos en países pobres para el desarrollo de una agricultura extensiva, la intervención en los precios internacionales, etc.
Asimismo, cualquiera debería elegir el mejor momento para comprar su ropa, sea en rebajas, outlets o cualquier otro medio, y cualquiera debería prolongar la vida de sus prendas. (Aquí cabría preguntar si el señor Gorostiza estrena traje en cada acto oficial, como suelen hacer los famosos o cada traje le dura años e, incluso, lo remienda, como insinúa, en las modistas de su barrio). Aunque también debería saber, y el señor Gorostiza parece ignorarlo, que esa práctica no le afecta a ninguno de los grandes distribuidores de ropa o calzado, como El Corte Inglés, Inditex, Cortefiel, H&M, Adidas, etc, son baremos calculados, ni el problema de esa distribución es el precio, sino la extraterritorialidad de la fabricación y la explotación inhumana a la que se somete a la mano de obra que realiza esa confección. Es decir, un consumidor responsable, auténticamente responsable, un ciudadano que contempla a sus semejantes como ciudadanos iguales, debería observar quién se lleva a China o Marruecos la fabricación para abaratar costes en mano de obra, aunque el trabajo lo realicen esclavos, antes del precio que pone la etiqueta. La clave del sistema en esto de la confección no son los precios ni la estacionalidad de las ventas, sino la extraterritorialidad de la fabricación. La confección se llevó a países subdesarrollados porque ya no era posible mantener a los europeos sometidos a sistemas de fabricación propios de la feroz explotación del siglo XIX.
Tampoco debería uno avisar a ninguna petrolera de que va a ir despacito o en autobús en lo sucesivo. Un ciudadano responsable debería saber que el problema del transporte no es el precio del petróleo, aunque hemos convertido su precio en un problema, sino su uso abusivo, exclusivo y excluyente. El petróleo es un instrumento de dominación, que provoca guerras y el exterminio de otros seres humanos, además de contribuir a la aceleración del cambio climático y, por lo tanto, a nuestra propia destrucción como seres vivos. Países donde los individuos han sido cosificados se sostienen gracias a los ingresos del petróleo.
Me salto el aviso a Prisa, Vocento, Mediapro,..., Barceló, Sol,... etc, en relación con el consumo de publicaciones, productos audiovisuales o vacaciones, porque su mera enumeración es en sí misma patética.
Por si aún pretendemos comportarnos como ciudadanos auténticamente responsables, respetuosos de los demás seres humanos, añado un dato más: el uso de adminículos, casi enteramente innecesarios en muchas ocasiones, como el teléfono móvil, los ordenadores, lo Ipad, etc, etc, requieren coltan, un mineral detrás de cuya explotación está la guerra del Congo, por ejemplo.
Decir, como dice este señor en su segundo artículo, que su iniciativa ha sido seguida por miles de ciudadanos, lo que explicaría la caída en la recaudación general tributaria y, especialmente, del IVA, no sólo es una sandez sino un insulto a la inteligencia ordinaria de las personas. La caída de la recaudación tributaria se ha producido porque hay cinco millones de parados, porque la retribuciones de quienes tienen trabajo han retrocedido, porque el mercado inmobiliario está parado desde hace dos años y porque el consumidor ordinario está aterrado. Una huelga de consumo como la que el señor Gorostiza propone no tiene nada que ver con la reforma laboral, por mucho que él diga que se dirige al corazón de la reforma laboral. La reforma laboral no es un asunto que vaya a incidir en el consumo, aunque esa incidencia se produzca de modo indirecto como consecuencia del desempleo y de la reducción de recursos en manos de los ciudadanos. La reforma laboral incide en los derechos de los ciudadanos, en la democracia y el la libertad. Ése el asunto de fondo. El asunto de fondo es siervos o ciudadanos, incluso, esclavos o ciudadanos, como ha puesto de manifiesto el suicidio del ciudadano griego los últimos días.
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