El
viernes, 20 de marzo, Ángels Barceló abrió Hoy por hoy, de la Ser,
a las 6'01, tras los pitidos de la hora y la sintonía que anunciaba
el programa, con una crítica furibunda contra Pablo Iglesias por
comparecer en rueda de prensa, a pesar de estar su compañera, Irene
Montero, Ministra de Igualdad, por otro lado, afectada por el
covid-19. De acuerdo con el protocolo, Pablo Iglesias no puede salir
a la calle, no puede ejercer sus funciones de gobierno, tiene que
estar recluido haciendo cuarentena en su domicilio. Eso no afecta,
siempre según Ángels Barceló, a Pedro Sánchez, quien también
tiene a su compañera, Begoña Gómez, afectada, porque no hizo
referencia en ningún momento a la inconveniencia de las apariciones
del Presidente del Gobierno. Pablo Iglesias es Vicepresidente Segundo
del Gobierno de España. Y dirigente de Unidas Podemos. Dos datos
importantes. Tampoco se refirió Ángels Barceló, ni hubo comentario
alguno a lo largo de todo el programa, que dura hasta las 12'20
horas, a la desfachatez del expresidente Aznar, éste sí
incumpliendo flagrantemente lo prevenido por el estado de alerta, y
su paseo por las calles de Marbella, junto a su perro, Ana Botella y
la tropa de guardaespaldas, todos muy juntos, eso sí, para
salvaguardar la seguridad.
El
mismo día, en el mismo programa, la tertulia, cuyos tertulianos eran
los “intelectuales e izquierdistas radicales” -permítaseme esta
burla- Berna González Harbour, Emilio Contreras y Gonzalo Velasco
Arias, dedicó su espacio íntegramente, y por partes casi iguales,
entre las 09'20 y las 09'40, a hablar de Quim Torra y Pablo Iglesias.
Para llamar a uno, Quim Torra, mentiroso, que lo es, y entregado a la
causa de un nacionalismo ciego, de fantasmas y entelequias, y al
otro, Pablo Iglesias, irresponsable, indigno de formar parte de un
gobierno, capaz de poner su ego por encima de la eficiencia, falto de
ejemplaridad, etc. Y que tenía descuidado el tema de las residencias
de ancianos, como si no fuera un encargo de presidencia de última
hora, y no fueran estas residencias competencia exclusiva de las
comunidades autónomas, que han convertido en papel mojado,
desatendida por los presupuestos, la Ley de Dependencia. De nuevo no
recordaban a Aznar y no recordaban a Ortega Smith, positivo en
coronavirus, acompañando a su madre anciana por la calle para
someterse a unas pruebas médicas. Y, todo esto, con un gobierno de
coalición, decían con énfasis, cuyos presupuestos dependerán de
nacionalistas y podemitas.
Llamemos
a esta disquisición pata número uno de la mesa, ya veremos de qué
mesa.
Segunda
disquisición y segunda pata de le mesa imaginaria:
Para
el mismo viernes por la tarde se convocó desde las redes sociales,
principalmente Twitter, una cacerolada contra Sánchez e Iglesias, el
coletas y el enterrador. No debió ser muy seguida porque las
principales cabeceras periodísticas no la reflejaban el sábado en
primera página. Sólo OkDiario y 20 minutos. TVE hizo una referencia
poco afortunada, con un solo vídeo de unos segundos, que comenzaba
con el grito de “Coletas, dimisión”. Nadie proporcionó dato
alguno que diera idea de la repercusión, sólo datos generales.
OkDiario: Multitudinaria cacerolada contra... etc. 20 minutos:
Numerosos usuarios de las RRSS han publicado el vídeo de la
cacerolada... etc. OkDiario añadía que habían sido miles los
participantes y que en algunos barrios habían gritado ¡Viva España!
20 minutos especificaba que la protesta había tenido lugar en
Santander, Sevilla, Valencia, La Coruña, Valladolid, Badajoz,
Córdoba o Madrid, y, también, que habían sido miles los
protestantes. No se sabe cuántos miles, no es lo mismo dos mil que
doscientos mil, aunque todos son miles. No se sabe cómo elaboraron
la noticia, no se habla de fuentes ni corresponsales, nadie firma las
informaciones, o lo que sean. 20 minutos remata diciendo: “La
reivindicación ha sido bastante seguida en ciudades como A Coruña y
Madrid, donde la protesta ha resonado con bastante intensidad, junto
a gritos de Viva España”. No dicen en qué barrios tomaron las
muestras, si es que tomaron muestras o escribían de oídas. En
Carabanchel o Usera, no, desde luego.
En
Twitter, la convocatoria se hizo con las etiquetas
#CaceroladaIglesias y #CaceroladaGobierno. Con las
etiquetas #PodemosCiao y #UnidasPandemias se había venido
desarrollando los días anteriores una intensa actividad, con
centenares o miles de tuits, insultando a Pablo Iglesias y a UP,
haciéndolos responsables de la pandemia, acusándolos de asesinato,
pidiendo la expulsión de Podemos del gobierno y, en algunos casos,
demandando la intervención del ejército. La intervención del
ejército se suele demandar con frecuencia desde la extrema derecha.
@Gephi, un tuitero muy activo y experto en cuentas y sus actividades,
hizo un seguimiento de los tuits hasta configurar un mapa de
actividad que conducía a dos cuentas muy concretas y específicas:
un chiringuito, de los que actúan cobrando y por encargo, de esos
que suele contratar el PP para lavar la cara de sus dirigentes, y un
político, concejal del PP, David de Pedro. ¿Casualidades? Estas
cosas nunca son casualidades. Ésa fue la práctica que condenó y
prohibió, aunque casualmente no impuso multas, la Junta Electoral
Central al PP en las elecciones de noviembre, cuando una agencia
desató, por encargo del partido, a través de una red de cuentas
falsas, una campaña de bulos, acusaciones inventadas y mentiras a
fin de influir en el resultado de las elecciones. Lo que hizo Trump
en USA para alcanzar la presidencia, pero en cutre y en paleto.
El
PP ya ha registrado 22 preguntas en el Congreso para que el gobierno
o quien corresponda informe sobre la cobertura informativa que TVE
dio al extraordinario suceso de la cacerolada contra el gobierno. Al
PP no le interesa, sin embargo, la cobertura de la cacerolada de
repulsa al rey emérito por sus actos delictivos o de los aplausos a
los sanitarios. En realidad, las preguntas forman parte de la campaña
y sólo buscan visibilizarla y ampliarla. Politiqueo y basura juntos.
PP.
Finalmente,
parece haber una campaña de firmas contra Pablo Iglesias, que ya ha
recogido unas 13.000 por el incumplimiento de la cuarentena por el
coronavirus de su pareja. No contra Pedro Sánchez, con su pareja
también afectada, sólo contra Pablo Iglesias. ¿Por qué? “Merece
la pena alentar esta cacería con el momento tan serio que vivimos?”,
se preguntaba Rosa María Artal. Pues claro, porque el
problema es Podemos, el problema de este país es Podemos, siempre es
Podemos, la izquierda no socialista en general, porque si Podemos
podría representar algún problema para la monarquía antes por su
posición inequívocamente republicana, ahora, cuando el problema del
país, además del coronavirus, es la Zarzuela, el virus letal de la
democracia, necesitan blindarse para prolongar el tinglado corrupto
del 78 hasta donde den las estiraderas. Por eso PP y Vox han
presentado un recurso ante el TC contra la presencia de Pablo
Iglesias en la comisión, o como se llame, de seguimiento del CNI del
gobierno. Otro puntito para ver si se desestabiliza el gobierno.
El
plan de acoso y desestabilización del gobierno, diseñado e
implementado por la derecha y el franquismo irredento, se entiende
mejor repasando este artículo de Contexto: Así funcionan las redes de la ultraderecha en tiempos de pandemia, de Guillermo Fernández y
Iago Moreno, profesores respectivamente de la UCM y Cambridge.
Tercera
disquisición y tercera pata: las mentiras, los bulos y la
manipulación informativa. Sólo algunos ejemplos. En maldita.es
(Maldito bulo) pueden encontrarse hasta 246 sólo referidos al tema
del coronavirus. Hay muchos más referidos a Podemos, al gobierno, a
Pablo Iglesias, al chalet de Pablo Iglesias, a la financiación de
Podemos, etc. Todos con idéntico propósito de enredar,
desestabilizar y hacer inviables los pactos e iniciativas de la
izquierda. Ahí van los ejemplos:
1.
El 09/03, un día después del 8M, se difundió en el programa de AR,
de T5, un vídeo en el que Boti García insulta a Irene Montero por
hablarle de cerca, debido al coronavirus. El vídeo estaba
manipulado, en realidad se echaban unas risas, lo reconocieron más
tarde, pero para publicarlo ni contrastaron fuentes ni verificaron la
información. Es el estilo de AR en T5. Pero también el de A3, donde
García Ferreras, en su Al Rojo Vivo, ya ha sido pillado en más de
un renuncio.
2.
Javier Negre, periodista de El Mundo, condenado por inventarse una
entrevista al asesino de Cuenca y difundirla como si fuera cierta,
habitual manipulador por donde aparece, así con AR en T5, acaba de
difundir un vídeo, muy sonoro y claramente multitudinario, de una
cacerolada como si fuera la cacerolada contra Iglesias y el gobierno,
pero es de la cacerolada contra el rey.
3.
DiarioGol titulando hace unos días: “La infanta Cristina goleada
por el coronavirus”, como si estuviera afectada, cuando la noticia
es que el coronavirus impedirá los vis a vis con su marido, Iñaki
Urdangarin, en la cárcel por el caso Noos.
4.
Nunca ha habido un motín en la cárcel de Alhaurín de la Torre por
el coronavirus y el vídeo que se utilizó como prueba ni siquiera
está grabado en España.
5.
No es cierto que no se vayan a proporcionar respiradores a los
mayores de 65 o 70 años, según qué bulo, infectados por el
coronavirus, a partir del 20/03.
6.
Hay un audio difundido por la web El Diestro, donde alguien, que dice
ser camionero, asegura haber transportado dos tráileres cargados con
material sanitario (guantes, mascarillas, respiradores, tests, etc),
entre los cuales había dos cajas marcadas con puntos rojos, que
retiraron coches oficiales para los políticos. El camionero no se
identifica, no indica día ni hora, no señala el lugar ni el
almacén, ni la procedencia ni la agencia de transportes. Un bulo de
manual.
7.
Aunque se ha difundido lo contrario en muchos chiringuitos de
internet, Pablo Iglesias e Irene Montero no tienen en la puerta de su
casa dos UVI móviles para ser atendidos en caso de necesidad, ni dos
ni una, ninguna.
8.
Carmen Calvo está ingresada con síntomas de coronavirus en la
clínica Ruber de Juan Bravo, cierto, pero es que esta clínica tiene
un concierto con Muface, y Carmen Calvo es de Muface, como la Jiménez
Díaz, que también es privada, tiene un concierto con la SS, y allí
fueron ingresados Esperanza Aguirre y su marido.
9.
La foto de un hombre muerto tirado en el suelo, abandonado, no es de
España, es de Argelia, y probablemente tampoco tenga que ver con el
coronavirus.
10.
No hay ningún decreto aprobado, firmado ni publicado en el BOE
indultando a los políticos catalanes encarcelados. Hay un decreto,
puede comprobarse, sin referencias personales concretas, sino
genéricas y de procedimiento, por el que se reanudan trámites ya
iniciados con anterioridad a la declaración del estado de alarma.
11.
El discurso que pronunció Pedro Sánchez el viernes pasado no está
copiado del libro Las Palmeras.
12.
El vídeo de personas gritando que se les permita asistir a misa, no
tiene nada que ver con el coronavirus, aunque se ha publicado lo
contrario. Es una manifestación minoritaria de franquistas a las
puertas del Valle de los Caídos, cuando se cerró éste para la
inhumación de Franco, y estaba prohibido acceder a su interior.
13.
El vídeo de una aglomeración de gentes esperando a las puertas de
Aldi para hacer su compra tampoco tiene que ver con el coronavirus,
es de Alemania y de 2011.
14.
El vídeo de una avalancha a un supermercado tampoco está
relacionado con el coronavirus: es de Canarias de 2016.
15.
El supuesto vídeo del asalto y saqueo de un supermercado en Vitoria
es de Chile, de octubre.
16.
Los guantes morados que llevaban Celaá y Valerio en la manifestación
del 8M tampoco tienen que ver con el coronavirus. Son un acto
simbólico (son morados), por el día y por el acto.
17.
El audio del Jefe de Cardiología del Gregorio Marañón diciendo que
“estamos en un momento de descontrol de los contagios” y que “la
fase de contención, aunque no lo quieran decir, ha acabado”, es
falso.
18.
La foto de militares españoles durmiendo en el suelo, en traje de
faena, tras montar el hospital de campaña en Ifema es una burda
manipulación. La foto es real, pero fue realizada por John Hall a un
grupo de soldados estadounidenses en Italia en abril de 2018.
19.
La información publicada por La Razón y otros medios, con
exhibición y alarde de supuestos documentos originales para
avalarla, de que el CSIC advirtió en enero al gobierno de la
pandemia y sus efectos sobre la población española es falsa,
rotundamente falsa, y los documentos están amañados. Lo ha
desmentido el mismo CSIC.
Podríamos
convenir que esta selección no es una muestra de humor macabro o mal
gusto, sino un conjunto de actos, si no coordinados, sí
planificados, para alcanzar un fin muy concreto. ¿Qué fin? A eso
vamos.
Con
tres patas una mesa ya se sostiene, lo sabe un carpintero y un
estudiante de matemáticas elementales, pero hay más: una cuarta
para hacerla más sólida y estable, y una quinta para evitar el
pandeo, por si el tablero fuera largo, y este tablero es largo y está
bien armado.
Cuarta
disquisición y cuarta pata: los silencios y las miradas hacia otros
lados.
En
el momento en que redacto esta línea, los datos del coronavirus son
los siguientes: Diagnosticados, 39.673; muertos, 2696; curados: 3794.
Durante la crisis de la hepatitis por el Sovaldi en 2015, siendo Ana
Mato Ministra de Sanidad con Rajoy, la del coche fantasma en el
garaje y los confetis gratuitos, fallecieron más de 4000 personas.
No fue una invasión, no fue un ataque viral procedente de sitio
alguno, estaba aquí, eran nuestros enfermos, fue una decisión del
ministerio de no facilitar el tratamiento a los enfermos con Sovaldi
porque era muy caro. Subrayo: era muy caro. Para la enfermedad había
un medicamento, pero eran más baratos muertos que curados.
En
esa época ya estaba en marcha y a toda vela la privatización de la
sanidad madrileña. En una entrevista con Ana Pastor, Esperanza
Aguirre afirmaba de la sanidad: “Titularidad pública, pero debe
ser gestiona por quien lo haga más eficaz”. “Luego es un
reconocimiento de que la administración no puede hacerlo mejor”,
replicaba Pastor. “Pero que no le quepa a usted la menor duda de
que la empresa privada es más eficaz que la pública”. Por eso se
cerraron las lavanderías de los hospitales y se enviaron las prendas
a empresas externas, se cerraron las cocinas de colegios y hospitales
y se contrataron catering
externos, se abandonaron total o parcialmente los laboratorios
propios y se derivaron los análisis al exterior, significativamente
la Fundación Jiménez Díaz, con los consiguientes retrasos y la
exposición de datos personales. Los hospitales mixtos de Aguirre,
entregados a las concesionarias que los construyeron, hoy están en
manos de fondos buitre, como las viviendas públicas que vendieron
Botella o Cifuentes. La privatización dejó pabellones completos vacíos de hospitales,
como el Infanta Leonor de Vallecas, el Infanta Cristina en Parla, el
del Tajo en Aranjuez, el del Sureste en Arganda, el del Henares en
Coslada, el Infanta Sofía en San Sebastián de los Reyes o el Puerta
de Hierro. Entre tanto, hay que medicalizar hoteles en lugar de
intervenir hospitales privados, y los consejeros del PP que
protagonizaron las privatizaciones están ricamente colocados
precisamente en la sanidad privada. Tampoco le fue mal a Ignacio López del Hierro, marido de Cospedal, con su empresa Hilo de
Inversiones, con intereses en la sanidad privada. Porque no era un
asunto de eficacia, era un asunto de dinero. Y de comisiones, que
acabaron dopando las campañas electorales del PP, como se ha
demostrado luego.
Más cosas de las que ya nadie se
acuerda, pero que han sucedido: el incendio de Madrid Arena, por
ejemplo, accidental, sí, pero que Botella, entonces alcaldesa,
siguió cómodamente desde un spa en Lisboa. O el accidente del
Yak-42, con Trillo como ministro de Defensa y Aznar como presidente,
accidente, sí, pero plagado de corruptelas y desvergüenzas, como la
subcontrata de la subcontrata de la subcontrata de un avión
inhabilitado para realizar aquel vuelo, que no sólo produjo 75
muertos entre militares españoles que regresaban a sus casas, sino
que, además se cerró con una gestión negligente y despreciable,
que entregó los cadáveres a los familiares por trozos y
desparejados, de modo que nadie sabe qué o quién enterró o
incineró aquellos días.
El desastre del Prestige también
fue un modelo de gestión. Presidente: Aznar. Ministro del ramo:
Álvarez-Cascos. También era ministro Rajoy, el de que los escapes
de petróleo apenas eran nada, unos hilillos de plastilina, nada.
Pero produjo unos efectos de los que todavía se está recuperando la
Costa da Morte.
Y cerramos con el 11M. El paradigma
de la hediondez política, porque no sólo se miente y se oculta o
disfraza la realidad, sino que se pretende obtener ventaja política
de las 192 muertes en una tentado que quizá nunca se habría
producido de no participar España en la guerra de Irak. El PP es un
partido necrófago, pero se calla o se disimula. Hay más, pero basta
con estos ejemplos que se ocultan, no ya de la pésima gestión del
PP, sino de su actuación delictiva, ahora que parece estar
haciéndolo tan mal el gobierno de coalición.
Aún podríamos referirnos a la
crisis de 2008, ésa de la que no hemos empezado a salir todavía, en
la que se decidió salvar a los bancos con el dinero de todos y
abandonar a los más débiles.
Los silencios y las miradas hacia
otro lado son responsabilidad de los medios de comunicación, que
ahora también han pensado que no toca hablar de corrupción, sino
sólo del coronavirus, que al parecer ha traído este gobierno de
coalición, esos sepultureros, aunque la corrupción no sólo inunde
Génova, 13, sino cualquier despacho donde haya un dirigente del PP
y, finalmente, la Zarzuela, el último bastión del régimen. De
corrupción no se habla, está aquí, pero no se habla, enerva el
sistema, pero no se habla, condiciona y sesga la respuesta al
coronavirus, pero no se habla, sólo de la invasión, de lo mal que
se actúa contra el invasor, no de que los medios y las herramientas
están condicionadas por decenas de años de corrupción y
desmantelamiento de los sistemas públicos.
Lo ha escrito Joaquim Bosch:
“Estamos
asistiendo al hundimiento moral de quienes han erosionado el estado
social. La mercantilización de ancianos en residencias, los favores
a la sanidad privada para hacer negocio, los recortes injustos a la
sanidad pública. Es la crisis del capitalismo de amiguetes”. Ya,
pero el problema es la coleta de Iglesias, y ahora lo que toca es
mandarlo al peluquero, es decir, parar el carro del gobierno cueste
lo que cueste.
Casado
sostiene que el pico actual de contagios procede de las marchas del
8M y critica al Gobierno por "alentarlas". El mitin de Vox
no influye en la propagación del bicho. Abascal estuvo en el norte
de Italia en pleno proceso de expansión allí de la epidemia para
fortalecerse en el patriotismo con sus colegas fascistas, pero no se
trajo ningún ejemplar chungo del covid-19. En los cinco meses que
estuvo Casado estudiando los manuales de derecho para sacarse la
licenciatura en el chiringuito universitario de Aguirre, aún le
sobró tiempo para leerse unos tomos de Física Cuántica y otros
sobre Epidemiología en la Juan Carlos I. Se le nota preparado al
pimpollo, como le suele llamar el Ojo Izquierdo. Y dice que el
gobierno no debe apoyarse en los científicos para gestionar la
crisis: debería aprender de Rajoy, que se fundamentaba en los
conocimientos de su primo para negar el cambio climático.
¿Y
quién dirige el 112? Ese organismo donde al parecer llegan los
materiales de protección en un estado deplorable. Una señora del
PP, antes beneficiaria de la AVT, que no sé si terminó EGB. ¿Y la
comunidad de Madrid? Pues no sé, alguien que vino a tapar lo de los
avales. Alguien que tiene hospitales públicos desasistidos y sin
terminar, que cierra los centros educativos, rescinde los contratos
de comedor y manda a sus empleados al paro y a los alumnos en
situación más precaria a comer menús de Telepizza o Rodilla. Pues
eso.
Quinta
y última disquisición y quinta pata: Algunos periódicos, El País,
el Grupo Prisa y su volubilidad informativa.
ABC
es el viejo periódico de la dictadura, que incluso habilitó un
despacho a la DGS para su Brigada Político Social, la policía
política del franquismo. Así que es normal que su línea editorial
e informativa se oriente a combatir cualquier tipo de gobierno u
opción política que no sea conservadora, incluso muy conservadora.
El
Mundo se fundó en 1989 y enseguida se convirtió en el periódico en
torno al cual se articuló la opción informativa que acabó por
colocar a Aznar en la Moncloa. Fue el periódico de los bulos del
11M, que aún sigue defendiendo la autoría de ETA, a pesar de la
sentencias judiciales y las pruebas acreditadas, todo ello en
consonancia con una línea aznariana de la política. Así que no es
extraño que ampare las posiciones que suele defender Aznar y los que
piensan como él. En particular, su oposición a un gobierno de
izquierdas con participación de Podemos.
La
Razón, del grupo Planeta, fue fundado en 1998 por Luis María Anson,
un “escindido” de ABC, protagonista de las conspiraciones que
acabaron por hundir a Felipe González y dar el gobierno a Aznar. Es
la voz de las posiciones más derechistas del PP, se convirtió en su
portavoz y hoy es la plataforma más entusiasta, junto a ABC, del
partido falangista Vox. Así que lo coherente es que asuma una
posición de combate contra el llamado gobierno socialcomunista.
Se
entiende que ABC, El Mundo o La Razón, y muchos otros como ellos,
quieran acabar con este gobierno. Se entiende menos que lo alienten
en este momento, como se puede ver en sus editoriales y artículos de
opinión. Es una forma de barbarie, pero ése es su objetivo.
En
cuanto a El País, desde su fundación en 1976, apostó por ser el
periódico de referencia de la transición y, desde luego, fue el
periódico más importante del régimen del 78, el que mejor lo
definió y el que con más firmeza lo defendió. Su edición y
editorial en la noche todavía indecisa del 23F, cuando muchos otros,
ABC entre ellos, dudaban del bando al que apuntarse, lo demostró. Se
puede decir que siempre osciló entre el liberalismo tradicional
democrático y la socialdemocracia más lene, y, por lo tanto, fue
enemigo de la izquierda radical, y anticomunista. Fue felipista en el
período más exitoso de Felipe González, y antifelipista tras la
terrible deriva en la lucha antiterrorista que acabaría con un
ministro y un secretario de estado en la cárcel. Siempre fue un
periódico independiente, o se esforzó en aparentarlo, al menos.
Hasta que la corrupción política y las disputas por ocupar los
espacios que el felipismo dejó huérfanos con sus errores, dieron
lugar a la aparición de otras cabeceras como El Mundo o Público. Su
director hasta el año 1988, Juan Luis Cebrián, hoy dirigente del
grupo Prisa, formado en el periodismo del sindicato vertical
franquista, de la mano de Emilio Romero, quien lo acogió por
recomendación de su padre, nunca fue un demócrata convencido, sino
más bien de oportunidad, porque eso era lo que tocaba y convenía, y
en ese papel ciertamente puso más empeño que nadie.
La
Cadena Ser fue otra cosa, con profesionales de altísimo nivel y
compromiso político, que han sido referencia en el período
democrático, como Iñaki Gabilondo. Sin embargo, desde que Cebrián
dejó El País para hacerse cargo del grupo, Cadena Ser y El País
han acabado siendo lo mismo. Han girado a la derecha, deshaciéndose
de tertulianos y comentaristas sospechosos de izquierdismo, e
incorporando sacerdotes de la religión neoliberal y de la novísima
religión falangista de camisa blanca, en consonancia con los
orígenes del propio Cebrián. No se han apartado un milímetro de su
opción por la democracia, y se han convertido en los defensores más
firmes y enérgicos del régimen del 78, valedores antes del
juancarlismo y ahora de la monarquía filipina, hasta el punto de
combatir con todos sus recursos cualquier opción que pudiera suponer
someter a debate el régimen o el sistema. En su día Izquierda
Unida, antes PC, luego Podemos y ahora Unidas Podemos. La fijación
es más con Podemos, porque no conceden suficiente altura política a
Garzón, al contrario que a Pablo Iglesias, al que tienen por un
enemigo formidable.
Desde
la fundación de Podemos el grupo Prisa no ha dado signos de
condescendencia con la formación política, sino al contrario, lo
han tenido como un adversario, enemigo del régimen del 78 y, si se
me apura, del sistema capitalista. No ha caído en las burdas
manipulaciones de otros, como OkDiario o el mismo El Mundo,
inventando o difundiendo bulos o relatos de infundios, como ocurrió
con el informe PISA y otros para tratar de demostrar o poner en duda
la financiación o la conexiones ideológicas de Podemos, pero
tampoco las ha denunciado, aunque sólo fuera en defensa de la más
elemental deontología profesional periodística. Al contrario,
incluso alguna vez cayó en la trampa de su propia obsesión dando
pábulo a alguna información que creyó socavaba la credibilidad de
Podemos, como cuando publicó en primera página que Juan Carlos
Monedero carecía de algunos de los títulos y acreditaciones
académicas que decía poseer. Como era una patraña, cuando los
centros académicos la desmintieron, tuvo que rectificar y rectificó,
pero lo hizo en pequeñito y en páginas interiores.
El
grupo Prisa siempre ha estado en contra de la participación de
Podemos en el gobierno, defendía un gobierno de gran coalición,
PSOE-PP, o de coalición PSOE-C's, por entender que era un peligro
para la democracia y para la pervivencia de la restauración
monárquica que legalizó el 78. Para el grupo Prisa, para el frente
de la Transición en general, democracia y régimen del 78 son los
mismo. Sólo hay que tirar de hemeroteca y revisar los editoriales
tras las elecciones de abril/19 hasta noviembre/19, y los artículos
de Cebrián en el mismo período. Para Cebrián, además, Podemos
siempre ha sido su enemigo personal, al ser un personaje incurso en
el asunto de la fiscalidad opaca y las cuentas en paraísos fiscales,
más concretamente en Panamá, como evidenciaron los papeles aireados
de Mossack Fonseca. Intervino personalmente, incluso, en la exclusión
de tertulianos del programa Hoy por hoy y Hora 25, porque habían
publicado su trapos sucios y le parecían demasiado de izquierdas,
demasiado próximos a Podemos, cual fue el caso de Escolar y
eldiario.es. Incluso se organizó una entrevista personal con Pepa
Bueno, con preguntas forzadas, para defender su honorabilidad de
ciudadano ejemplar, puesta en entredicho por la información sobre
las elusiones fiscales.
Cebrián
no siembre ha estado interesado en la verdad, pero siempre ha
mantenido y defendido el relato -en general, los medios suelen
interesarse más por el relato que por la verdad-, aquel que
convertía a Juan Carlos, y ahora a Felipe VI, el pilar del sistema
democrático del 78. Aunque eso significase ocultar o desvirturar las
corruptelas, hoy ya auténtico sistema organizado de corrupción, un
lodazal, de Juan Carlos I y su familia. Es difícil leer u oír en
los medios del grupo sobre el compadreo y el amiguismo de Felipe VI
con personajes de las diversas tramas de corrupción en España, como
es el caso del grupo OHL.
Hay
dos artículos publicados por Cebrián en El País, los días 9 y 23
de marzo, significativos, incluso contradictorios entre sí. En el
primero se opone a la declaración del estado de alarma, por
considerar que atenta contra el sistema de libertades, y en el
segundo ya le parece poco y reclama el estado de sitio. Pero en los
dos aprovecha para atizar al gobierno, hacer burla de Fernando Simón
y declarar que él ya lo veía venir. Cebrián es un adivino de los
de a posteriori.
Carlos
Taibo llama a El País el diario coprofágico. Quizás exagera un
poco.
A
Fernando Simón no sólo le atiza Cebrián, también Rafael Hernando,
que olvida que Simón trabajó para Rajoy con una función similar.
No se patea a Fernando Simón, se utiliza el trasero de Fernando
Simón para patear al gobierno. Fernando Simón es el eslabón más
débil, por estar más expuesto, de la gestión del gobierno en el
covid-19. Y por eso también se patea a Iglesias, porque Pablo
Iglesias es el eslabón a cuyo través puede colarse la inestabilidad
de los pactos de gobierno. El trofeo no es Fernando Simón ni Pablo
Iglesias, el trofeo es el gobierno.
Este
gobierno es un dolor de cabeza para la mayoría de los medios de
comunicación, para la patronal, para el Ibex 35 y, en general, para
el “frente patriótico” del régimen del 78 que ahora se ha visto
amenazado por los últimas informaciones, sólo puntas de un iceberg
putrefacto, sobre Juan Carlos I, que hacen tambalear la monarquía
restaurada a través de la Constitución por imposición del mismo
Franco. Si el régimen se derrumba, piensan, se derrumba el castillo
de naipes que se ha venido construyendo, como continuación y
confirmación del estatus franquista, desde el 20/11/75. Y el
analgésico consiste en dejar fuera de cualquier núcleo, incluso
periférico, de decisión e influencia política o económica, a
Podemos. El PSOE es más maleable, siempre lo ha sido, es el partido
por excelencia del régimen del 78, se constituyó, en su versión
actual, en torno a él, y cuenta con la influencia y determinación
de los viejos dirigentes históricos y la resistencia de los barones,
que se encuentran cómodos gestionando el franquismo sociológico y
político que pervive en sus comunidades autónomas.
La
mesa, cuyas patas hemos ido describiendo, se llama, pues, Operación
derribo del gobierno. Y a su alrededor se sienta muchos comensales a
disputarse la carnaza: desde el trifachito a los medios de
comunicación, desde los barones del PSOE y los dinosaurios que lo
gobernaron a los profesionales del pesebre, desde el Ibex35 a la
banca, todos los que tienen alguna cuenta pendiente, algún interés,
los núcleos de poder del ejército, de la policía y del aparato
judicial, todos ellos franquistas, la Casa Real, porque la operación
esconde la necesidad de tapar las responsabilidades por el
desmantelamiento de la sanidad pública y la corrupción sistémica y
generalizada, empresarial y política, y apuntalar la monarquía, a
punto de naufragar por sus actos delictivos. Para prolongar con
respiradores, o lo que hace falta, lo que ya es un hecho: el fin del
sistema y del régimen políticos en España, capitalismo y
restauración monárquica del 78.
Juan
Torres López, economista, miembro del Consejo Científico de Attac
España y catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de
Sevilla decía: “Sé que un gobierno de
concentración es hoy día inmaterializable y quizá hasta
contraproducente, pero ¿no habría alguna manera de que los líderes
de todos los partidos, sin excepción, visibilizaran su unidad en
medio de esta crisis sanitaria?” Supongo que quiere decir su unidad
en torno al reto de la pandemia, es decir, el reto de la salud y de
la vida, pero se equivoca. La salud y la vida de los españoles no
les importa, nunca les ha importado, la bandera y el país sólo son
argumentos para un discurso de ocupación de España, que siempre fue
su patio y su chiringuito. Por eso no les ha importado desmantelar
los servicios públicos esenciales y empobrecernos, aunque todos
sabemos que una sociedad empobrecida y sin recursos resulta más
fácilmente penetrada y afectada por las catástrofes, más aún si
la catástrofe es una pandemia.
Alerta
digital titula el 24/03: “Hora de un gobierno de concentración
nacional o Pedro Sánchez terminará enterrándonos a todos”. Llama
a Pedro Sánchez sepulturero de la Moncloa y cuasiafeminado. Y
reclama: “El gobierno de concentración con las cabezas más
cualificadas del país”. Evidentemente, éste no es el gobierno de
concentración al que se refiere Juan Torres, es otro, quizá más
parecido al que se pretendía el 23F.
La
cacerolada contra el gobierno del último fin de semana me recuerda a
las que se produjeron en Chile poco antes del golpe: marchas de
señoras de la alta burguesía aporreando su cacharros, acompañadas
por comandos fascistas, con cascos, laques y cadenas, y por matones,
decurias paramilitares del grupo fascista Patria y Libertad. Las
noches de los barrios altos se convirtieron en un estruendoso
golpeteo de cacerolas, mientras sus vástagos desfilaban con sus
coches de alta gama a todo claxon.
Al
final, derribaron al gobierno. También porque el propio gobierno no
se protegió de la barbarie ni protegió a su gente, es decir, al
pueblo.
Quieren
derribar este gobierno. Pues tomemos nota, resistamos y ganemos la
batalla vírica.
Necesitamos
proteger a la gente y protegernos de los enemigos de la democracia.
Dice
Eduardo Rubiño, de MásMadrid:
“La
campaña negra de hostigamiento al gobierno que ha lanzado de forma
imprudente la derecha es una deslealtad hacia España en un momento
que requiere máxima unidad. El gobierno comete errores y hay que
señalarlos. Pero llamar ahora al presidente sepulturero es no tener
escrúpulos. Y la campaña negra jaleada por Vox, ejecutada por el
facherío tuitero y rematada por una presidenta de la Comunidad de
Madrid, dedicada en cuerpo y alma más a hacer oposición al gobierno
central que a ocuparse de la saturación de los hospitales
madrileños, es justo lo que no ayuda en nada a salir de la
situación, que es inédita, y a la que ningún gobierno se ha
enfrentado antes. Lo que tenemos que hacer es pensar entre todos cómo
podemos aportar, para salir juntos y juntas, y demostrar que estamos
unidos en los momentos más trascendentales”.
En
contra de quienes interpretan el desafío del coronavirus, y el
desastre subsiguiente si no conseguimos superarlo, como una guerra,
habría de hablar de solidaridad, de cuidados, a cuidar es a lo que
se dedican nuestros sanitarios. No es una guerra, es el reto de la
fraternidad, en el sentido republicano de la palabra. El resultado de
las guerras no depende de nosotros, depende de quien esté mejor
armado, destruya mejor y tenga mejores jefes. Las guerras nos acaban
echando en manos de iluminados y caudillos. El riesgo de caer en la
trampa de quienes orquestan estas campañas es la democracia. El
trofeo para quienes alientan la caída del gobierno es la democracia.
Dice
Leila Nachawati, escritora, activista y profesora de Comunicación en
la UC3M:
“El
miedo es el combustible de la desconfianza en los otros, del
enfrentamiento, de la idea de bandos. El miedo legitima la violencia
extrema y la deshumanización de los otros. El miedo nos hace
refugiarnos en un poder que se presenta como absoluto e
incuestionable, el de quienes dan las órdenes, sin que puedan
imponerse criterios de necesidad y proporcionalidad. El miedo nos
hace aceptar que hay fines que justifican cualquier medio, sea cual
sea, implique o no violaciones de derechos humanos que no serían
aceptables en un contexto de paz. (…)
Frente
al odio y al miedo que alimentan las guerras, esta crisis requiere
extremar los cuidados, la conciencia de los otros y la solidaridad”.
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