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miércoles, 25 de marzo de 2020

Covid-19 y el asalto al gobierno




El viernes, 20 de marzo, Ángels Barceló abrió Hoy por hoy, de la Ser, a las 6'01, tras los pitidos de la hora y la sintonía que anunciaba el programa, con una crítica furibunda contra Pablo Iglesias por comparecer en rueda de prensa, a pesar de estar su compañera, Irene Montero, Ministra de Igualdad, por otro lado, afectada por el covid-19. De acuerdo con el protocolo, Pablo Iglesias no puede salir a la calle, no puede ejercer sus funciones de gobierno, tiene que estar recluido haciendo cuarentena en su domicilio. Eso no afecta, siempre según Ángels Barceló, a Pedro Sánchez, quien también tiene a su compañera, Begoña Gómez, afectada, porque no hizo referencia en ningún momento a la inconveniencia de las apariciones del Presidente del Gobierno. Pablo Iglesias es Vicepresidente Segundo del Gobierno de España. Y dirigente de Unidas Podemos. Dos datos importantes. Tampoco se refirió Ángels Barceló, ni hubo comentario alguno a lo largo de todo el programa, que dura hasta las 12'20 horas, a la desfachatez del expresidente Aznar, éste sí incumpliendo flagrantemente lo prevenido por el estado de alerta, y su paseo por las calles de Marbella, junto a su perro, Ana Botella y la tropa de guardaespaldas, todos muy juntos, eso sí, para salvaguardar la seguridad.
El mismo día, en el mismo programa, la tertulia, cuyos tertulianos eran los “intelectuales e izquierdistas radicales” -permítaseme esta burla- Berna González Harbour, Emilio Contreras y Gonzalo Velasco Arias, dedicó su espacio íntegramente, y por partes casi iguales, entre las 09'20 y las 09'40, a hablar de Quim Torra y Pablo Iglesias. Para llamar a uno, Quim Torra, mentiroso, que lo es, y entregado a la causa de un nacionalismo ciego, de fantasmas y entelequias, y al otro, Pablo Iglesias, irresponsable, indigno de formar parte de un gobierno, capaz de poner su ego por encima de la eficiencia, falto de ejemplaridad, etc. Y que tenía descuidado el tema de las residencias de ancianos, como si no fuera un encargo de presidencia de última hora, y no fueran estas residencias competencia exclusiva de las comunidades autónomas, que han convertido en papel mojado, desatendida por los presupuestos, la Ley de Dependencia. De nuevo no recordaban a Aznar y no recordaban a Ortega Smith, positivo en coronavirus, acompañando a su madre anciana por la calle para someterse a unas pruebas médicas. Y, todo esto, con un gobierno de coalición, decían con énfasis, cuyos presupuestos dependerán de nacionalistas y podemitas.
Llamemos a esta disquisición pata número uno de la mesa, ya veremos de qué mesa.
Segunda disquisición y segunda pata de le mesa imaginaria:
Para el mismo viernes por la tarde se convocó desde las redes sociales, principalmente Twitter, una cacerolada contra Sánchez e Iglesias, el coletas y el enterrador. No debió ser muy seguida porque las principales cabeceras periodísticas no la reflejaban el sábado en primera página. Sólo OkDiario y 20 minutos. TVE hizo una referencia poco afortunada, con un solo vídeo de unos segundos, que comenzaba con el grito de “Coletas, dimisión”. Nadie proporcionó dato alguno que diera idea de la repercusión, sólo datos generales. OkDiario: Multitudinaria cacerolada contra... etc. 20 minutos: Numerosos usuarios de las RRSS han publicado el vídeo de la cacerolada... etc. OkDiario añadía que habían sido miles los participantes y que en algunos barrios habían gritado ¡Viva España! 20 minutos especificaba que la protesta había tenido lugar en Santander, Sevilla, Valencia, La Coruña, Valladolid, Badajoz, Córdoba o Madrid, y, también, que habían sido miles los protestantes. No se sabe cuántos miles, no es lo mismo dos mil que doscientos mil, aunque todos son miles. No se sabe cómo elaboraron la noticia, no se habla de fuentes ni corresponsales, nadie firma las informaciones, o lo que sean. 20 minutos remata diciendo: “La reivindicación ha sido bastante seguida en ciudades como A Coruña y Madrid, donde la protesta ha resonado con bastante intensidad, junto a gritos de Viva España”. No dicen en qué barrios tomaron las muestras, si es que tomaron muestras o escribían de oídas. En Carabanchel o Usera, no, desde luego.
En Twitter, la convocatoria se hizo con las etiquetas #CaceroladaIglesias y #CaceroladaGobierno. Con las etiquetas #PodemosCiao y #UnidasPandemias se había venido desarrollando los días anteriores una intensa actividad, con centenares o miles de tuits, insultando a Pablo Iglesias y a UP, haciéndolos responsables de la pandemia, acusándolos de asesinato, pidiendo la expulsión de Podemos del gobierno y, en algunos casos, demandando la intervención del ejército. La intervención del ejército se suele demandar con frecuencia desde la extrema derecha. @Gephi, un tuitero muy activo y experto en cuentas y sus actividades, hizo un seguimiento de los tuits hasta configurar un mapa de actividad que conducía a dos cuentas muy concretas y específicas: un chiringuito, de los que actúan cobrando y por encargo, de esos que suele contratar el PP para lavar la cara de sus dirigentes, y un político, concejal del PP, David de Pedro. ¿Casualidades? Estas cosas nunca son casualidades. Ésa fue la práctica que condenó y prohibió, aunque casualmente no impuso multas, la Junta Electoral Central al PP en las elecciones de noviembre, cuando una agencia desató, por encargo del partido, a través de una red de cuentas falsas, una campaña de bulos, acusaciones inventadas y mentiras a fin de influir en el resultado de las elecciones. Lo que hizo Trump en USA para alcanzar la presidencia, pero en cutre y en paleto.
El PP ya ha registrado 22 preguntas en el Congreso para que el gobierno o quien corresponda informe sobre la cobertura informativa que TVE dio al extraordinario suceso de la cacerolada contra el gobierno. Al PP no le interesa, sin embargo, la cobertura de la cacerolada de repulsa al rey emérito por sus actos delictivos o de los aplausos a los sanitarios. En realidad, las preguntas forman parte de la campaña y sólo buscan visibilizarla y ampliarla. Politiqueo y basura juntos. PP.
Finalmente, parece haber una campaña de firmas contra Pablo Iglesias, que ya ha recogido unas 13.000 por el incumplimiento de la cuarentena por el coronavirus de su pareja. No contra Pedro Sánchez, con su pareja también afectada, sólo contra Pablo Iglesias. ¿Por qué? “Merece la pena alentar esta cacería con el momento tan serio que vivimos?”, se preguntaba Rosa María Artal. Pues claro, porque el problema es Podemos, el problema de este país es Podemos, siempre es Podemos, la izquierda no socialista en general, porque si Podemos podría representar algún problema para la monarquía antes por su posición inequívocamente republicana, ahora, cuando el problema del país, además del coronavirus, es la Zarzuela, el virus letal de la democracia, necesitan blindarse para prolongar el tinglado corrupto del 78 hasta donde den las estiraderas. Por eso PP y Vox han presentado un recurso ante el TC contra la presencia de Pablo Iglesias en la comisión, o como se llame, de seguimiento del CNI del gobierno. Otro puntito para ver si se desestabiliza el gobierno.
El plan de acoso y desestabilización del gobierno, diseñado e implementado por la derecha y el franquismo irredento, se entiende mejor repasando este artículo de Contexto: Así funcionan las redes de la ultraderecha en tiempos de pandemia, de Guillermo Fernández y Iago Moreno, profesores respectivamente de la UCM y Cambridge.
Tercera disquisición y tercera pata: las mentiras, los bulos y la manipulación informativa. Sólo algunos ejemplos. En maldita.es (Maldito bulo) pueden encontrarse hasta 246 sólo referidos al tema del coronavirus. Hay muchos más referidos a Podemos, al gobierno, a Pablo Iglesias, al chalet de Pablo Iglesias, a la financiación de Podemos, etc. Todos con idéntico propósito de enredar, desestabilizar y hacer inviables los pactos e iniciativas de la izquierda. Ahí van los ejemplos:
1. El 09/03, un día después del 8M, se difundió en el programa de AR, de T5, un vídeo en el que Boti García insulta a Irene Montero por hablarle de cerca, debido al coronavirus. El vídeo estaba manipulado, en realidad se echaban unas risas, lo reconocieron más tarde, pero para publicarlo ni contrastaron fuentes ni verificaron la información. Es el estilo de AR en T5. Pero también el de A3, donde García Ferreras, en su Al Rojo Vivo, ya ha sido pillado en más de un renuncio.
2. Javier Negre, periodista de El Mundo, condenado por inventarse una entrevista al asesino de Cuenca y difundirla como si fuera cierta, habitual manipulador por donde aparece, así con AR en T5, acaba de difundir un vídeo, muy sonoro y claramente multitudinario, de una cacerolada como si fuera la cacerolada contra Iglesias y el gobierno, pero es de la cacerolada contra el rey.
3. DiarioGol titulando hace unos días: “La infanta Cristina goleada por el coronavirus”, como si estuviera afectada, cuando la noticia es que el coronavirus impedirá los vis a vis con su marido, Iñaki Urdangarin, en la cárcel por el caso Noos.
4. Nunca ha habido un motín en la cárcel de Alhaurín de la Torre por el coronavirus y el vídeo que se utilizó como prueba ni siquiera está grabado en España.
5. No es cierto que no se vayan a proporcionar respiradores a los mayores de 65 o 70 años, según qué bulo, infectados por el coronavirus, a partir del 20/03.
6. Hay un audio difundido por la web El Diestro, donde alguien, que dice ser camionero, asegura haber transportado dos tráileres cargados con material sanitario (guantes, mascarillas, respiradores, tests, etc), entre los cuales había dos cajas marcadas con puntos rojos, que retiraron coches oficiales para los políticos. El camionero no se identifica, no indica día ni hora, no señala el lugar ni el almacén, ni la procedencia ni la agencia de transportes. Un bulo de manual.
7. Aunque se ha difundido lo contrario en muchos chiringuitos de internet, Pablo Iglesias e Irene Montero no tienen en la puerta de su casa dos UVI móviles para ser atendidos en caso de necesidad, ni dos ni una, ninguna.
8. Carmen Calvo está ingresada con síntomas de coronavirus en la clínica Ruber de Juan Bravo, cierto, pero es que esta clínica tiene un concierto con Muface, y Carmen Calvo es de Muface, como la Jiménez Díaz, que también es privada, tiene un concierto con la SS, y allí fueron ingresados Esperanza Aguirre y su marido.
9. La foto de un hombre muerto tirado en el suelo, abandonado, no es de España, es de Argelia, y probablemente tampoco tenga que ver con el coronavirus.
10. No hay ningún decreto aprobado, firmado ni publicado en el BOE indultando a los políticos catalanes encarcelados. Hay un decreto, puede comprobarse, sin referencias personales concretas, sino genéricas y de procedimiento, por el que se reanudan trámites ya iniciados con anterioridad a la declaración del estado de alarma.
11. El discurso que pronunció Pedro Sánchez el viernes pasado no está copiado del libro Las Palmeras.
12. El vídeo de personas gritando que se les permita asistir a misa, no tiene nada que ver con el coronavirus, aunque se ha publicado lo contrario. Es una manifestación minoritaria de franquistas a las puertas del Valle de los Caídos, cuando se cerró éste para la inhumación de Franco, y estaba prohibido acceder a su interior.
13. El vídeo de una aglomeración de gentes esperando a las puertas de Aldi para hacer su compra tampoco tiene que ver con el coronavirus, es de Alemania y de 2011.
14. El vídeo de una avalancha a un supermercado tampoco está relacionado con el coronavirus: es de Canarias de 2016.
15. El supuesto vídeo del asalto y saqueo de un supermercado en Vitoria es de Chile, de octubre.
16. Los guantes morados que llevaban Celaá y Valerio en la manifestación del 8M tampoco tienen que ver con el coronavirus. Son un acto simbólico (son morados), por el día y por el acto.
17. El audio del Jefe de Cardiología del Gregorio Marañón diciendo que “estamos en un momento de descontrol de los contagios” y que “la fase de contención, aunque no lo quieran decir, ha acabado”, es falso.
18. La foto de militares españoles durmiendo en el suelo, en traje de faena, tras montar el hospital de campaña en Ifema es una burda manipulación. La foto es real, pero fue realizada por John Hall a un grupo de soldados estadounidenses en Italia en abril de 2018.
19. La información publicada por La Razón y otros medios, con exhibición y alarde de supuestos documentos originales para avalarla, de que el CSIC advirtió en enero al gobierno de la pandemia y sus efectos sobre la población española es falsa, rotundamente falsa, y los documentos están amañados. Lo ha desmentido el mismo CSIC.
Podríamos convenir que esta selección no es una muestra de humor macabro o mal gusto, sino un conjunto de actos, si no coordinados, sí planificados, para alcanzar un fin muy concreto. ¿Qué fin? A eso vamos.
Con tres patas una mesa ya se sostiene, lo sabe un carpintero y un estudiante de matemáticas elementales, pero hay más: una cuarta para hacerla más sólida y estable, y una quinta para evitar el pandeo, por si el tablero fuera largo, y este tablero es largo y está bien armado.
Cuarta disquisición y cuarta pata: los silencios y las miradas hacia otros lados.
En el momento en que redacto esta línea, los datos del coronavirus son los siguientes: Diagnosticados, 39.673; muertos, 2696; curados: 3794. Durante la crisis de la hepatitis por el Sovaldi en 2015, siendo Ana Mato Ministra de Sanidad con Rajoy, la del coche fantasma en el garaje y los confetis gratuitos, fallecieron más de 4000 personas. No fue una invasión, no fue un ataque viral procedente de sitio alguno, estaba aquí, eran nuestros enfermos, fue una decisión del ministerio de no facilitar el tratamiento a los enfermos con Sovaldi porque era muy caro. Subrayo: era muy caro. Para la enfermedad había un medicamento, pero eran más baratos muertos que curados.
En esa época ya estaba en marcha y a toda vela la privatización de la sanidad madrileña. En una entrevista con Ana Pastor, Esperanza Aguirre afirmaba de la sanidad: “Titularidad pública, pero debe ser gestiona por quien lo haga más eficaz”. “Luego es un reconocimiento de que la administración no puede hacerlo mejor”, replicaba Pastor. “Pero que no le quepa a usted la menor duda de que la empresa privada es más eficaz que la pública”. Por eso se cerraron las lavanderías de los hospitales y se enviaron las prendas a empresas externas, se cerraron las cocinas de colegios y hospitales y se contrataron catering externos, se abandonaron total o parcialmente los laboratorios propios y se derivaron los análisis al exterior, significativamente la Fundación Jiménez Díaz, con los consiguientes retrasos y la exposición de datos personales. Los hospitales mixtos de Aguirre, entregados a las concesionarias que los construyeron, hoy están en manos de fondos buitre, como las viviendas públicas que vendieron Botella o Cifuentes. La privatización dejó pabellones completos vacíos de hospitales, como el Infanta Leonor de Vallecas, el Infanta Cristina en Parla, el del Tajo en Aranjuez, el del Sureste en Arganda, el del Henares en Coslada, el Infanta Sofía en San Sebastián de los Reyes o el Puerta de Hierro. Entre tanto, hay que medicalizar hoteles en lugar de intervenir hospitales privados, y los consejeros del PP que protagonizaron las privatizaciones están ricamente colocados precisamente en la sanidad privada. Tampoco le fue mal a Ignacio López del Hierro, marido de Cospedal, con su empresa Hilo de Inversiones, con intereses en la sanidad privada. Porque no era un asunto de eficacia, era un asunto de dinero. Y de comisiones, que acabaron dopando las campañas electorales del PP, como se ha demostrado luego.
Más cosas de las que ya nadie se acuerda, pero que han sucedido: el incendio de Madrid Arena, por ejemplo, accidental, sí, pero que Botella, entonces alcaldesa, siguió cómodamente desde un spa en Lisboa. O el accidente del Yak-42, con Trillo como ministro de Defensa y Aznar como presidente, accidente, sí, pero plagado de corruptelas y desvergüenzas, como la subcontrata de la subcontrata de la subcontrata de un avión inhabilitado para realizar aquel vuelo, que no sólo produjo 75 muertos entre militares españoles que regresaban a sus casas, sino que, además se cerró con una gestión negligente y despreciable, que entregó los cadáveres a los familiares por trozos y desparejados, de modo que nadie sabe qué o quién enterró o incineró aquellos días.
El desastre del Prestige también fue un modelo de gestión. Presidente: Aznar. Ministro del ramo: Álvarez-Cascos. También era ministro Rajoy, el de que los escapes de petróleo apenas eran nada, unos hilillos de plastilina, nada. Pero produjo unos efectos de los que todavía se está recuperando la Costa da Morte.
Y cerramos con el 11M. El paradigma de la hediondez política, porque no sólo se miente y se oculta o disfraza la realidad, sino que se pretende obtener ventaja política de las 192 muertes en una tentado que quizá nunca se habría producido de no participar España en la guerra de Irak. El PP es un partido necrófago, pero se calla o se disimula. Hay más, pero basta con estos ejemplos que se ocultan, no ya de la pésima gestión del PP, sino de su actuación delictiva, ahora que parece estar haciéndolo tan mal el gobierno de coalición.
Aún podríamos referirnos a la crisis de 2008, ésa de la que no hemos empezado a salir todavía, en la que se decidió salvar a los bancos con el dinero de todos y abandonar a los más débiles.
Los silencios y las miradas hacia otro lado son responsabilidad de los medios de comunicación, que ahora también han pensado que no toca hablar de corrupción, sino sólo del coronavirus, que al parecer ha traído este gobierno de coalición, esos sepultureros, aunque la corrupción no sólo inunde Génova, 13, sino cualquier despacho donde haya un dirigente del PP y, finalmente, la Zarzuela, el último bastión del régimen. De corrupción no se habla, está aquí, pero no se habla, enerva el sistema, pero no se habla, condiciona y sesga la respuesta al coronavirus, pero no se habla, sólo de la invasión, de lo mal que se actúa contra el invasor, no de que los medios y las herramientas están condicionadas por decenas de años de corrupción y desmantelamiento de los sistemas públicos.
Lo ha escrito Joaquim Bosch: “Estamos asistiendo al hundimiento moral de quienes han erosionado el estado social. La mercantilización de ancianos en residencias, los favores a la sanidad privada para hacer negocio, los recortes injustos a la sanidad pública. Es la crisis del capitalismo de amiguetes”. Ya, pero el problema es la coleta de Iglesias, y ahora lo que toca es mandarlo al peluquero, es decir, parar el carro del gobierno cueste lo que cueste.
Casado sostiene que el pico actual de contagios procede de las marchas del 8M y critica al Gobierno por "alentarlas". El mitin de Vox no influye en la propagación del bicho. Abascal estuvo en el norte de Italia en pleno proceso de expansión allí de la epidemia para fortalecerse en el patriotismo con sus colegas fascistas, pero no se trajo ningún ejemplar chungo del covid-19. En los cinco meses que estuvo Casado estudiando los manuales de derecho para sacarse la licenciatura en el chiringuito universitario de Aguirre, aún le sobró tiempo para leerse unos tomos de Física Cuántica y otros sobre Epidemiología en la Juan Carlos I. Se le nota preparado al pimpollo, como le suele llamar el Ojo Izquierdo. Y dice que el gobierno no debe apoyarse en los científicos para gestionar la crisis: debería aprender de Rajoy, que se fundamentaba en los conocimientos de su primo para negar el cambio climático.
¿Y quién dirige el 112? Ese organismo donde al parecer llegan los materiales de protección en un estado deplorable. Una señora del PP, antes beneficiaria de la AVT, que no sé si terminó EGB. ¿Y la comunidad de Madrid? Pues no sé, alguien que vino a tapar lo de los avales. Alguien que tiene hospitales públicos desasistidos y sin terminar, que cierra los centros educativos, rescinde los contratos de comedor y manda a sus empleados al paro y a los alumnos en situación más precaria a comer menús de Telepizza o Rodilla. Pues eso.
Quinta y última disquisición y quinta pata: Algunos periódicos, El País, el Grupo Prisa y su volubilidad informativa.
ABC es el viejo periódico de la dictadura, que incluso habilitó un despacho a la DGS para su Brigada Político Social, la policía política del franquismo. Así que es normal que su línea editorial e informativa se oriente a combatir cualquier tipo de gobierno u opción política que no sea conservadora, incluso muy conservadora.
El Mundo se fundó en 1989 y enseguida se convirtió en el periódico en torno al cual se articuló la opción informativa que acabó por colocar a Aznar en la Moncloa. Fue el periódico de los bulos del 11M, que aún sigue defendiendo la autoría de ETA, a pesar de la sentencias judiciales y las pruebas acreditadas, todo ello en consonancia con una línea aznariana de la política. Así que no es extraño que ampare las posiciones que suele defender Aznar y los que piensan como él. En particular, su oposición a un gobierno de izquierdas con participación de Podemos.
La Razón, del grupo Planeta, fue fundado en 1998 por Luis María Anson, un “escindido” de ABC, protagonista de las conspiraciones que acabaron por hundir a Felipe González y dar el gobierno a Aznar. Es la voz de las posiciones más derechistas del PP, se convirtió en su portavoz y hoy es la plataforma más entusiasta, junto a ABC, del partido falangista Vox. Así que lo coherente es que asuma una posición de combate contra el llamado gobierno socialcomunista.
Se entiende que ABC, El Mundo o La Razón, y muchos otros como ellos, quieran acabar con este gobierno. Se entiende menos que lo alienten en este momento, como se puede ver en sus editoriales y artículos de opinión. Es una forma de barbarie, pero ése es su objetivo.
En cuanto a El País, desde su fundación en 1976, apostó por ser el periódico de referencia de la transición y, desde luego, fue el periódico más importante del régimen del 78, el que mejor lo definió y el que con más firmeza lo defendió. Su edición y editorial en la noche todavía indecisa del 23F, cuando muchos otros, ABC entre ellos, dudaban del bando al que apuntarse, lo demostró. Se puede decir que siempre osciló entre el liberalismo tradicional democrático y la socialdemocracia más lene, y, por lo tanto, fue enemigo de la izquierda radical, y anticomunista. Fue felipista en el período más exitoso de Felipe González, y antifelipista tras la terrible deriva en la lucha antiterrorista que acabaría con un ministro y un secretario de estado en la cárcel. Siempre fue un periódico independiente, o se esforzó en aparentarlo, al menos. Hasta que la corrupción política y las disputas por ocupar los espacios que el felipismo dejó huérfanos con sus errores, dieron lugar a la aparición de otras cabeceras como El Mundo o Público. Su director hasta el año 1988, Juan Luis Cebrián, hoy dirigente del grupo Prisa, formado en el periodismo del sindicato vertical franquista, de la mano de Emilio Romero, quien lo acogió por recomendación de su padre, nunca fue un demócrata convencido, sino más bien de oportunidad, porque eso era lo que tocaba y convenía, y en ese papel ciertamente puso más empeño que nadie.
La Cadena Ser fue otra cosa, con profesionales de altísimo nivel y compromiso político, que han sido referencia en el período democrático, como Iñaki Gabilondo. Sin embargo, desde que Cebrián dejó El País para hacerse cargo del grupo, Cadena Ser y El País han acabado siendo lo mismo. Han girado a la derecha, deshaciéndose de tertulianos y comentaristas sospechosos de izquierdismo, e incorporando sacerdotes de la religión neoliberal y de la novísima religión falangista de camisa blanca, en consonancia con los orígenes del propio Cebrián. No se han apartado un milímetro de su opción por la democracia, y se han convertido en los defensores más firmes y enérgicos del régimen del 78, valedores antes del juancarlismo y ahora de la monarquía filipina, hasta el punto de combatir con todos sus recursos cualquier opción que pudiera suponer someter a debate el régimen o el sistema. En su día Izquierda Unida, antes PC, luego Podemos y ahora Unidas Podemos. La fijación es más con Podemos, porque no conceden suficiente altura política a Garzón, al contrario que a Pablo Iglesias, al que tienen por un enemigo formidable.
Desde la fundación de Podemos el grupo Prisa no ha dado signos de condescendencia con la formación política, sino al contrario, lo han tenido como un adversario, enemigo del régimen del 78 y, si se me apura, del sistema capitalista. No ha caído en las burdas manipulaciones de otros, como OkDiario o el mismo El Mundo, inventando o difundiendo bulos o relatos de infundios, como ocurrió con el informe PISA y otros para tratar de demostrar o poner en duda la financiación o la conexiones ideológicas de Podemos, pero tampoco las ha denunciado, aunque sólo fuera en defensa de la más elemental deontología profesional periodística. Al contrario, incluso alguna vez cayó en la trampa de su propia obsesión dando pábulo a alguna información que creyó socavaba la credibilidad de Podemos, como cuando publicó en primera página que Juan Carlos Monedero carecía de algunos de los títulos y acreditaciones académicas que decía poseer. Como era una patraña, cuando los centros académicos la desmintieron, tuvo que rectificar y rectificó, pero lo hizo en pequeñito y en páginas interiores.
El grupo Prisa siempre ha estado en contra de la participación de Podemos en el gobierno, defendía un gobierno de gran coalición, PSOE-PP, o de coalición PSOE-C's, por entender que era un peligro para la democracia y para la pervivencia de la restauración monárquica que legalizó el 78. Para el grupo Prisa, para el frente de la Transición en general, democracia y régimen del 78 son los mismo. Sólo hay que tirar de hemeroteca y revisar los editoriales tras las elecciones de abril/19 hasta noviembre/19, y los artículos de Cebrián en el mismo período. Para Cebrián, además, Podemos siempre ha sido su enemigo personal, al ser un personaje incurso en el asunto de la fiscalidad opaca y las cuentas en paraísos fiscales, más concretamente en Panamá, como evidenciaron los papeles aireados de Mossack Fonseca. Intervino personalmente, incluso, en la exclusión de tertulianos del programa Hoy por hoy y Hora 25, porque habían publicado su trapos sucios y le parecían demasiado de izquierdas, demasiado próximos a Podemos, cual fue el caso de Escolar y eldiario.es. Incluso se organizó una entrevista personal con Pepa Bueno, con preguntas forzadas, para defender su honorabilidad de ciudadano ejemplar, puesta en entredicho por la información sobre las elusiones fiscales.
Cebrián no siembre ha estado interesado en la verdad, pero siempre ha mantenido y defendido el relato -en general, los medios suelen interesarse más por el relato que por la verdad-, aquel que convertía a Juan Carlos, y ahora a Felipe VI, el pilar del sistema democrático del 78. Aunque eso significase ocultar o desvirturar las corruptelas, hoy ya auténtico sistema organizado de corrupción, un lodazal, de Juan Carlos I y su familia. Es difícil leer u oír en los medios del grupo sobre el compadreo y el amiguismo de Felipe VI con personajes de las diversas tramas de corrupción en España, como es el caso del grupo OHL.
Hay dos artículos publicados por Cebrián en El País, los días 9 y 23 de marzo, significativos, incluso contradictorios entre sí. En el primero se opone a la declaración del estado de alarma, por considerar que atenta contra el sistema de libertades, y en el segundo ya le parece poco y reclama el estado de sitio. Pero en los dos aprovecha para atizar al gobierno, hacer burla de Fernando Simón y declarar que él ya lo veía venir. Cebrián es un adivino de los de a posteriori.
Carlos Taibo llama a El País el diario coprofágico. Quizás exagera un poco.
A Fernando Simón no sólo le atiza Cebrián, también Rafael Hernando, que olvida que Simón trabajó para Rajoy con una función similar. No se patea a Fernando Simón, se utiliza el trasero de Fernando Simón para patear al gobierno. Fernando Simón es el eslabón más débil, por estar más expuesto, de la gestión del gobierno en el covid-19. Y por eso también se patea a Iglesias, porque Pablo Iglesias es el eslabón a cuyo través puede colarse la inestabilidad de los pactos de gobierno. El trofeo no es Fernando Simón ni Pablo Iglesias, el trofeo es el gobierno.
Este gobierno es un dolor de cabeza para la mayoría de los medios de comunicación, para la patronal, para el Ibex 35 y, en general, para el “frente patriótico” del régimen del 78 que ahora se ha visto amenazado por los últimas informaciones, sólo puntas de un iceberg putrefacto, sobre Juan Carlos I, que hacen tambalear la monarquía restaurada a través de la Constitución por imposición del mismo Franco. Si el régimen se derrumba, piensan, se derrumba el castillo de naipes que se ha venido construyendo, como continuación y confirmación del estatus franquista, desde el 20/11/75. Y el analgésico consiste en dejar fuera de cualquier núcleo, incluso periférico, de decisión e influencia política o económica, a Podemos. El PSOE es más maleable, siempre lo ha sido, es el partido por excelencia del régimen del 78, se constituyó, en su versión actual, en torno a él, y cuenta con la influencia y determinación de los viejos dirigentes históricos y la resistencia de los barones, que se encuentran cómodos gestionando el franquismo sociológico y político que pervive en sus comunidades autónomas.
La mesa, cuyas patas hemos ido describiendo, se llama, pues, Operación derribo del gobierno. Y a su alrededor se sienta muchos comensales a disputarse la carnaza: desde el trifachito a los medios de comunicación, desde los barones del PSOE y los dinosaurios que lo gobernaron a los profesionales del pesebre, desde el Ibex35 a la banca, todos los que tienen alguna cuenta pendiente, algún interés, los núcleos de poder del ejército, de la policía y del aparato judicial, todos ellos franquistas, la Casa Real, porque la operación esconde la necesidad de tapar las responsabilidades por el desmantelamiento de la sanidad pública y la corrupción sistémica y generalizada, empresarial y política, y apuntalar la monarquía, a punto de naufragar por sus actos delictivos. Para prolongar con respiradores, o lo que hace falta, lo que ya es un hecho: el fin del sistema y del régimen políticos en España, capitalismo y restauración monárquica del 78.
Juan Torres López, economista, miembro del Consejo Científico de Attac España y catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Sevilla decía: “Sé que un gobierno de concentración es hoy día inmaterializable y quizá hasta contraproducente, pero ¿no habría alguna manera de que los líderes de todos los partidos, sin excepción, visibilizaran su unidad en medio de esta crisis sanitaria?” Supongo que quiere decir su unidad en torno al reto de la pandemia, es decir, el reto de la salud y de la vida, pero se equivoca. La salud y la vida de los españoles no les importa, nunca les ha importado, la bandera y el país sólo son argumentos para un discurso de ocupación de España, que siempre fue su patio y su chiringuito. Por eso no les ha importado desmantelar los servicios públicos esenciales y empobrecernos, aunque todos sabemos que una sociedad empobrecida y sin recursos resulta más fácilmente penetrada y afectada por las catástrofes, más aún si la catástrofe es una pandemia.
Alerta digital titula el 24/03: “Hora de un gobierno de concentración nacional o Pedro Sánchez terminará enterrándonos a todos”. Llama a Pedro Sánchez sepulturero de la Moncloa y cuasiafeminado. Y reclama: “El gobierno de concentración con las cabezas más cualificadas del país”. Evidentemente, éste no es el gobierno de concentración al que se refiere Juan Torres, es otro, quizá más parecido al que se pretendía el 23F.
La cacerolada contra el gobierno del último fin de semana me recuerda a las que se produjeron en Chile poco antes del golpe: marchas de señoras de la alta burguesía aporreando su cacharros, acompañadas por comandos fascistas, con cascos, laques y cadenas, y por matones, decurias paramilitares del grupo fascista Patria y Libertad. Las noches de los barrios altos se convirtieron en un estruendoso golpeteo de cacerolas, mientras sus vástagos desfilaban con sus coches de alta gama a todo claxon.
Al final, derribaron al gobierno. También porque el propio gobierno no se protegió de la barbarie ni protegió a su gente, es decir, al pueblo.
Quieren derribar este gobierno. Pues tomemos nota, resistamos y ganemos la batalla vírica.
Necesitamos proteger a la gente y protegernos de los enemigos de la democracia.
Dice Eduardo Rubiño, de MásMadrid:
La campaña negra de hostigamiento al gobierno que ha lanzado de forma imprudente la derecha es una deslealtad hacia España en un momento que requiere máxima unidad. El gobierno comete errores y hay que señalarlos. Pero llamar ahora al presidente sepulturero es no tener escrúpulos. Y la campaña negra jaleada por Vox, ejecutada por el facherío tuitero y rematada por una presidenta de la Comunidad de Madrid, dedicada en cuerpo y alma más a hacer oposición al gobierno central que a ocuparse de la saturación de los hospitales madrileños, es justo lo que no ayuda en nada a salir de la situación, que es inédita, y a la que ningún gobierno se ha enfrentado antes. Lo que tenemos que hacer es pensar entre todos cómo podemos aportar, para salir juntos y juntas, y demostrar que estamos unidos en los momentos más trascendentales”.
En contra de quienes interpretan el desafío del coronavirus, y el desastre subsiguiente si no conseguimos superarlo, como una guerra, habría de hablar de solidaridad, de cuidados, a cuidar es a lo que se dedican nuestros sanitarios. No es una guerra, es el reto de la fraternidad, en el sentido republicano de la palabra. El resultado de las guerras no depende de nosotros, depende de quien esté mejor armado, destruya mejor y tenga mejores jefes. Las guerras nos acaban echando en manos de iluminados y caudillos. El riesgo de caer en la trampa de quienes orquestan estas campañas es la democracia. El trofeo para quienes alientan la caída del gobierno es la democracia.
Dice Leila Nachawati, escritora, activista y profesora de Comunicación en la UC3M:
El miedo es el combustible de la desconfianza en los otros, del enfrentamiento, de la idea de bandos. El miedo legitima la violencia extrema y la deshumanización de los otros. El miedo nos hace refugiarnos en un poder que se presenta como absoluto e incuestionable, el de quienes dan las órdenes, sin que puedan imponerse criterios de necesidad y proporcionalidad. El miedo nos hace aceptar que hay fines que justifican cualquier medio, sea cual sea, implique o no violaciones de derechos humanos que no serían aceptables en un contexto de paz. (…)
Frente al odio y al miedo que alimentan las guerras, esta crisis requiere extremar los cuidados, la conciencia de los otros y la solidaridad”.

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