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miércoles, 2 de noviembre de 2011

Elecciones: rebélate en la RED



Estos días se está difundiendo por la red un mensaje en relación con las próximas elecciones generales. Rebélate en la RED, dice, y añade una coletilla solicitando la adhesión al representante de una fuerza política o sucedáneo, que no a la fuerza política misma. Estoy de acuerdo con la oración principal, mas no con la subordinada. Aunque para rebelión en la RED la que ha organizado el 15M.

Unos comentarios sobre el asunto y el voto en las próximas elecciones:

Que se solicite la adhesión para el representante, obviando a la fuerza política, es decir, para una imagen en lugar de unos principios y unas propuestas, recuerda a las viejas prácticas estalinistas del culto a la personalidad que, desde el triunfo de la revolución de octubre hasta nuestros días, han producido resultados tan nefastos, con estragos en ideas y en personas. Digo hasta nuestros días y digo bien, porque en esa fuerza política se ha optado por la expulsión o la marginación de todo aquel que discrepaba del líder. Supongo que no es necesario recordar nombres ni escribir siglas. Terror nos debieran dar esas prácticas si tales individios accedieran a cuotas de gestión importantes, aunque no es el caso.

Salvo por lo que se refiere a Galicia, Canarias, Navarra, Euskadi y Cataluña, la distribución de escaños se va a ventilar entre cuatro o cinco fuerzas políticas: PP, PSOE, IU, UPyD y Equo. En estos comentarios dejamos fuera esas comunidades, que merecerían una reflexión aparte, porque en ellas hay fuerzas políticas específicas que tienen una importancia relevante, por encima, incluso, de los principales partidos estatales.

Nunca en mi vida he hecho pública la intención de mi voto en unas elecciones, aunque cualquiera que me conoce siempre ha sabido del color de mi papeleta. Es más, nunca he utilizado una cabina para introducir el voto en el sobre, sino que siempre lo he puesto delante de todo el mundo, como un medio de normalidad y expresión política. Esta vez, aprovechando esta ventana abierta, sí pensaba hacerlo público, aunque más adelante. En vistas de esa campaña concreta y otras posiciones públicas que leo y oigo, lo voy a hacer hoy. Mi petulancia no llega a tanto como para pensar que mi reflexión tenga alguna influencia, pero supongo que habrá tres o cuatro personas, por lo menos, que al hilo de la exposición, contribuirán a que todos meditemos un poco.

15M parece que opta por la abstención o, al menos, por no incluir entre nuestras opciones a PP y PSOE. A mí la abstención siempre me ha parecido la opción del perezoso, del irresponsable o del no comprometido con sus conciudadanos o sus ideas. Por lo tanto, descarto esa opción y no la someto a consideración.

Así que sólo queda optar entre la banda de los chorizos, neocon y ultraderecha, o PP, los funcionarios arrepentidos de la izquierda que han aprendido a decir “sí, señor; sí, señor” ante BM y FMI y desde entonces lo repiten estupendamente, o PSOE, o esa sopa de siglas que se han colocado al borde de la mesa bipartidista porque aspiran a recoger las migajas que se caigan o algún mendruguillo que crea que es el tiempo de probar el camino a otros estómagos electorales, es decir, IU, UPyD y Equo. Y queda el voto en blanco y el nulo.

Equo ha elegido un nombre impronunciable, más propio de una secta de eruditos, que de un partido político. Aunque lleva más de un año funcionando, poco se sabe de ellos -o poco sé yo, quizás otros sepan algo-, salvo que han recogido a algunos de los maltratados por el jefe de IU.

UPyD ya sabemos. La encabezan dos personajes más interesados en su imagen que en sus ideas. Ahora que ETA ha declarado el alto el fuego definitivo, se han quedado sin política, porque todas sus opciones eran ETA, la política antiterrorista de los gobiernos de Álava y Madrid, las víctimas del terrorismo y ETA, ETA y ETA. Supongo que abrirán un buzón para recibir ideas. Personalmente, ni de Savater ni de Rosa Díez las espero. Nunca las han tenido, y no es un prejuicio, podemos aportar pruebas, sobre todo en el caso del “filósofo”.

IU. Desde que el PCE entregó la organización al exilio, responsables del mantenimiento de la dictadura del proletariado, el centralismo democrático y las prácticas estalinistas, que llevaron al apartamiento o la expulsión de los discrepantes, como Claudín y Semprún en su día, y a los meritorios de la cárcel, que condujeron a la deriva obrerista y a la descapitalización intelectual del partido, no ha habido buenas noticias en esta parte de la izquierda. La expulsión de Santiago Carrillo fue el punto de partida de una carrera en la que los responsables del PCE, e IU después, han ido teniendo un perfil cada vez más bajo, hasta encontrarnos en la actualidad con un grupo sobre los que la palabra inepto es lo más cariñoso que podemos decir. Salvo que nuestra pretensión sea contar un mal chiste, no es posible enumerar tres propuestas de su jefe que no sean simplezas, disparates, meras afirmaciones grandilocuentes de revoluciones muertas o eslóganes o afirmaciones sustraídas al ajeno, como el movimiento 15M. Ni siquiera su empecinamiento lineal en la exigencia de la modificación de la ley electoral (en la que tienen parcialmente razón, aunque no en lo fundamental), les ha servido para articularse. Fracasaron en la refundación, han fracasado en la propuesta de diálogo con otras fuerzas políticas (incluso algunas han huido, como los verdes o los catalanes) y, en consecuencia, han fracasado en la elaboración de un programa (programa, programa, programa, que decía Anguita) que suponga realmente una alternativa a la crisis, es decir, con propuestas transformadoras: las dos cositas sobre pensiones y protección del desempleo no tienen más alcance que el reformista. Ni siquiera sus intervenciones sobre economía y estado del bienestar, especialmente sobre sanidad y educación, tienen credibilidad. Si la sanidad y la educación han caído a la cueva en la que están es porque el debate y las propuestas llevan desactivadas desde hace años, y de eso es responsable toda la izquierda, también ellos.

Lo único visible en los últimos meses son las presencias testimoniales de su jefe, Cayo Lara, para chupar cámara en el movimiento 15M y los desahucios. Si hubiera en el interior de la coalición un real propósito de reflexión y enmienda deberían haber empezado por dimitir todos sus responsables, porque el éxito del 15M los ha cogido a todos, también a ellos, con el pie cambiado. Si algo ha demostrado el 15M es que ningún político ni intelectual español comprometido había entendido nada de la sociedad en la que se encontraba ni de los graves y trascendentales retos a los que nos vemos y nos veremos sometidos en los próximos años, tal vez las próximas décadas, si no se produce un giro radical y traumático, como lo fue la II Guerra Mundial respecto de la crisis del 29.

Hago un paréntesis. Se comenta estos días el asunto de las tartas en Navarra. Yo pronostico aquí muchos asuntos de tartas en el Congreso de los Diputados los próximos cuatro años, e, incluso, tal vez, en los parlamentos regionales, en Moncloa y en los ayuntamientos. El punto crítico creo que se ha alcanzado, y los políticos en cuya mano está la posibilidad de dar un golpe de timón, para encauzar las transformaciones que se acabarán imponiendo para construir el futuro, siguen empecinándose en llamar a los que protestan proetarras y perroflautas o tratan de usurpar sus ágoras. Fin del paréntesis.

Sigamos con IU. La chusca intelectualidad española que primero apoyó a Zapatero, luego exigió la refundación de IU, después el debate de una opción de izquierdas amplia que pudiera recoger la vitalidad de la inquietud de la sociedad española en torno a la izquierda, finalmente se ha reunido para declarar su apoyo a Llamazares, un descalabrado de Cayo Lara, es decir, en un desaire, si no en una manifestación de desdén, a Cayo Lara.

Puesto que IU es Cayo Lara digamos quién es este señor. Cayo Lara es un antiguo miembro de la COAG que accedió a la alcaldía de su pueblo en nombre de IU. Digamos que desde las primeras elecciones municipales en Argamasilla de Alba, su pueblo, ostentó la alcaldía el PCE. Bien, pues el éxito de Cayo Lara en su región ha sido: perder la alcaldía de Argamasilla de Alba a las primeras de cambio y mostrarse incapaz de ganar su escaño en las cortes castellano-manchegas. Si en su tierra tiene tan poco crédito, habría que preguntarse por qué apareció al frente de IU. La respuesta es sencilla: a todo inepto siempre se le da una patada hacia arriba, desde donde la caída será estrepitosa para él y la organización que lidera. Es posible que el próximo 20N IU recoja unos pocos votos más, siempre hay gente que trata de colocar su voto desesperadamente allá donde sea menor el dolor, porque ya es bastante el dolor del voto al PSOE por su política de los últimos cuatro años. Pero será un espejismo. El fenómeno 15M y los nuevos retos para la izquierda arrasará IU en los próximos años, hasta convertirla en un fenómeno marginal cuyo lugar acabará ocupando Equo. Con analistas como Cayo Lara no creo que quiera contar nadie.

Así que, resumiendo: ¿qué voy a votar? No es fácil. La decisión supone un auténtico desgarro personal. Aunque me parece que los resultados del 20N, con la mayoría absoluta del PP, supondrán un desgarro colectivo de tal calibre para los españoles que mi desgarro no tiene ninguna importancia. Ya no vale el voto útil, porque tampoco hay PSOE, quien también necesita una catarsis y una refundación, ni hay izquierda. El desastre está escrito. Y seguramente, vista la reacción de nuestra sociedad con el 15M, y a la actitud de nuestros poderes de facto de todo tipo, como izquierda, intelectuales, políticos en general, empresarios, sindicatos, trabajadores,... lo mejor es el batacazo.

Un pequeño detalle: ¿alguien ha pensado en cómo será RTVE la próxima legislatura? ¿Alguien ha imaginado cómo sería RTVE si RTVE fuera Telemadrid? ¿Alguien imagina RTVE con Sánchez-Dragó como presidente?

Defiendo el voto nulo, es decir, tomar una papeleta e inutilizarla. Yo votaré nulo, escribiendo Gürtel en las papeletas del Congreso y el Senado. Entiendo que es la opción que mejor resume ante las urnas lo que el 15M ya ha expresado: esto no es una crisis, es que ya no te quiero. Si entre los votos blancos y nulos y las abstenciones sumáramos al menos el 50% y, dentro de ellos, el voto nulo fuera importante los resultados de las urnas quedarían desligitimados, la próxima legislatura se convertiría en constituyente de facto y las opciones para construir una sociedad diferente serían verosímiles. La catarsis colectiva necesaria podría producirse.

Yo quiero otra sociedad, otro sistema, otro entramado político. Entiendo y defiendo que sin política no hay ciudadanos. Pero sin honradez no hay política. Y sin utopía la política va coja, manca y ciega. Y yo anhelo vivir el resto de mi vida con las dos piernas, los dos brazos y los dos ojos, aunque con un poco de presbicia, miopía y astigmatismo, pero es que no podemos ser perfectos.

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