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miércoles, 16 de noviembre de 2011

Crisis económica, 15M y alternativas



En la esquina superior izquierda de esta bitácora, se anuncia desde hace unos días el libro que sirve de cabecera a esta entrada, cuyo título es una obviedad: Hay alternativas. Versa sobre la crisis económica actual. Algunos de quienes me leen lo habrán recibido en su buzón de correo, porque he remitido de él una versión en pdf en los días pasados, con el argumento de los comentarios de los propios autores. Lo escriben los economistas Vicenç Navarro, Juan Torres y Alberto Garzón. Los dos primeros suelen colaborar en prensa diaria, tiene un blog (desde donde puede descargarse gratuitamente el libro, aunque también puede adquirirse en librerías) y coinciden en la revista de la Fundación Sistema, de orientación socialdemócrata. El último ha aparecido vinculado al movimiento 15M y se presenta el próximo 20N por IU. La edición está respaldada por attac.

Afirmo de entrada que mi respeto por los economistas, en general, ha caído a mínimos históricos. Y, si se me apura, por la economía aunque, como ciencia, la pobre, no es culpable de haber sido convertida en prostituta, se deja arrastrar, sin embargo, con demasiada facilidad por los intereses privados. Ni un sólo economista, ninguno, al 31 de diciembre de 2007, tampoco los que escriben este libro, había sido capaz de atisbar ni prever esta crisis, aunque algunos, muy pocos, ninguno de los que escriben este libro, sí venían poniendo en entredicho el sistema.

El libro, básicamente, plantea una salida socialdemócrata a la crisis, que recuerda a Keyness y al New Deal, de Roosevelt, que, en dos etapas, intentó hacer frente a las consecuencias de la crisis del 29 (escribimos consecuencias de la crisis, no crisis, y somos conscientes de ello), con paliativos y reformas. Es decir, redistribución de los impuestos, protección de los más débiles, salvaguarda del estado del bienestar e inversión pública, aparte de otras reformas, para impulsar la economía y corregir algunos de los graves defectos que están en el origen de esta debacle. Soluciones, evidentemente, contrapuestas a las que defienden los neocon y la derecha, basadas en la protección de la banca y el sistema financiero vigente, el recorte de impuestos a las rentas más altas y la privatización de empresas y servicios.

Son necesarios algunos breves comentarios, aunque sean apresurados:

1.- El libro plantea una alternativa reformista que no pone en entredicho el sistema, sino algunas de sus perversiones. Incluso, ellos mismos, como los neocon, entienden que la salida de la crisis habrá de estar ligada a la creación de empleo y al crecimiento del PIB. La diferencia está en el cómo, lo que, desde luego, no es moco de pavo. Es decir, por resumirlo, BM y FMI frente a Keyness.

2.- Las recetas de BM y FMI ya han fracasado antes. Especialmente, y de un modo clamoroso, en América del Sur, especialmente Argentina. Brasil es una prueba a la contra de ese fracaso.

3.- Ésta que estamos viviendo no es la primera crisis que pone al descubierto el sistema, sino la última. De momento. La crisis del 29 no se cerró con el New Deal, ni con los recortes de libertad y la llegada el fascismo en Europa para frenar los nuevos procesos revolucionarios, sino con la II Guerra Mundial, es decir, con el abismo. Y esta crisis no se cerrará con las recetas neoliberales ni con la alternativa keynessiana, sino que, en el mejor de los casos para las tesis de ambos, conseguirán aplazarla por la mejoría de los síntomas.

4.- Lo que la II Guerra Mundial resolvió fue, efectivamente, una crisis, pero no modificó los paradigmas, como estamos viendo ahora o vimos en los atisbos de la crisis del petróleo de 1973 y 1977, es decir, decidió sobre modos de gestionar el sistema: mediante los instrumentos auritarios del fascismo, o sea, el regreso a la esclavitud absoluta, o mediante instrumentos democráticos controlados. No ganó nadie. Entre otras razones, porque se coló de por medio el estalinismo, el parto monstruoso de una propuesta revolucionaria. O mejor, ganó el sistema: las fuerzas económicas que estuvieron detrás de Hitler buscando una salida dictatorial a la crisis se pusieron, luego, al servicio de Adenauer.

5.- El libro no es una propuesta revolucionaria, ni siquiera transformadora, sino reformista. No se propone remover y sustituir el sistema, sino corregirlo. El trabajo seguirá siendo objeto de intercambio en el mercado. Haití y Somalia, es decir, el hambre y la injusticia, seguirán existiendo, porque son una necesidad objetiva del sistema. Las guerras se seguirán produciendo, porque son el instrumento del sistema para garantizarse la propiedad de los medios. Que sean China, EEUU o Europa quienes se pongan al frente es lo de menos. Que sea la OTAN o la ONU los gendarmes también es lo de menos. Y los recursos continuarán al servicio del crecimiento sin límite, aunque eso supondrá, necesariamente, la extinción del planeta.

6.- Las propuestas del libro no son más o menos revolucionarias que las de los sindicatos, IU o el mismo Rubalcaba en sus últimas ofertas de programa. Algunas fotografías de campaña electoral mandan mensajes claros en ese sentido. Nadie se sale de la senda reformista, nadie avanza soluciones a largo plazo, nadie discute el sistema, nadie acepta que cualquier solución reformista sólo aplaza, profundiza y agrava las contradicciones del sistema. De entre los economistas conocidos, sólo Carlos Taibo, adalid del decrecimiento, y José Luis Sampedro apuntan al corazón del sistema. Aun así, los economistas neoliberales no tendrán empacho en tildarlo de reglamentista, controlador, centralista, socialista o comunista, por las medidas de control internacional que propone, la reforma del sistema financiero y los impuestos sobre las transacciones internacionales.

7.- Resulta curioso que alguno de estos economistas, como Fernando Torres, escriban estos días para descalificar el decrecimiento (pueden consultarse aquí varios artículos con este debate), argumentando que no hay modelos contrastables que lo justifiquen (la economía, que yo sepa, no admite ensayos de laboratorio), que adolece de argumentos de base científica (como si el sistema imperante funcionara apoyándose en ciencias exactas) y que no se conocen alternativas al sistema capitalista (algo similar dijeron los señores de la gleba ante las amenazas burguesas).

8.- El manifiesto del 15M al término de la manifestación en Sol fue leído y sustancialmente redactado por Carlos Taibo. Sin embargo, los debates y las resoluciones de las comisiones de economía, significativamente la de Retiro, concuerdan más con estas propuestas reformistas. No sé si esto significa algo respecto al futuro del movimiento 15M. Las diferencias entre estos economistas no son de mero matiz. De hecho, las indicaciones del movimiento respecto al orientación del voto el próximo 20N van más en el sentido de descargar las urnas de apoyos a PP o PSOE que de buscar alternativas para superar la crisis política, económica y social que padecemos, y mucho menos buscar alternativas para superar o sustituir el sistema. El silencio frente a IU, Equo o UPyD, los delata. La incapacidad de estas fuerzas para entender los tiempos que nos tocan e, incluso, su pesebrismo no parecen llamar la atención. La inmensa mayoría de los que pueblan sus listas estarían condenados al desempleo, por ineptos, si no estuvieran apalancados en la política. 

9.- El libro no aborda en ningún caso, como es lógico, y el 15M parece tenerlo aparcado a pesar de haber sido razón esencial de la movilización, el asunto de la profundización de la democracia. No sólo la reforma de la Ley Electoral, sino también los cauces de control y participación ciudadana. No se habla del Senado, tan obsoleto, ni de sistemas concretos de control ciudadano a los parlamentarios, por ejemplo.

10.- Finalmente, cuando Merkel acaba de exigir a los estados de la unión mayor cesión de poder a Bruselas, es decir, a ella misma y Sarkozy, no se dice nada del papel de Europa. Si alguien pensó que de esta crisis puede salir España sola, pensó mal. Profundizar en la democracia, acercarla al ciudadano, hacerla más directa y participativa, significa pensar en otro parlamento europeo, otro gobierno europeo y un cheque de jubilación para Merkel, Sarkozy y todos sus adláteres.

En cualquier caso, leamos el libro.

Todavía una observación última. Este libro nos ayudará sin duda a entender mejor las características de nuestra crisis económica e, incluso, las de la crisis europea y occidental, a profundizar en sus causas y los retos que nos aguarden en el próximo futuro. Resulta proverbial, sin embargo, que se hable de los 205 millones de parados de nuestro mundo pero se olviden los más de 1.000 millones de hambrientos de nuestro planeta. Progresistas o socialdemócratas, seguimos mirándonos el ombligo. De nuevo cree escuchar uno la voz de los cortesanos en el interior de Versalles mientras al otro lado de las vallas el pueblo clama pan y justicia.

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