Páginas

domingo, 2 de octubre de 2011

Basta


Juan Genovés, acrílico, 1976


Una vez un hombre,
un hombre cualquiera,
tú, por ejemplo,
o yo mismo,
una vez, digo,
ese hombre,
tú o yo,
no importa el sexo,
la V o la M del formulario,
cualquiera de nosotros,
una vez,
un día,
un hombre,
uno cualquiera,
mañana,
en este momento,
uno cualquiera,
una vez,
levantará la mano
y gritará basta.
¡Basta!
¿Ha dicho basta?
Ha dicho basta.
Ha dicho basta.
Ha dicho basta.
¡Basta! ¡Basta! ¡Basta!
Lo ha dicho claramente:
basta.
Con la voz de un pobre y viejo Gandhi.
Con los huesos reconstruidos de Gandhi.
Deletreadlo:
be, a, ese, te, a,
basta.
Escribidlo:
basta.
Los hombres escriben “basta”.
Con su sangre
en la calle,
en Sol,
basta.
Una marea humana grita “basta”.
Basta, basta, basta.
Indignados, hartos.
En sus corazones escriben “basta”.
Con letras grandes,
basta.
Con letras diminutas,
en un grano de arroz,
basta.
En Sol escriben basta
y se quedan a vivir.
Vivir en Sol
es decir basta.
Ocupar las calles,
basta.
Hombres recios
y hombres leves,
hombres altos
y hombres bajos.
Basta.
La primera palabra
a través del vientre de las madres:
basta.

Una vez, un hombre,
un hombre cualquiera,
tú o yo,
no importa el sexo,
importa el hombre,
el varón o la mujer,
una mujer es más que un hombre,
un día, un hombre
se pone en medio del campo de batalla,
ante un tanque,
uno cualquiera,
ése por ejemplo,
alza la voz y dice:
basta.
Y ahí se acaban todas las guerras.
En medio de Wall Street,
es decir, ante la muralla,
frente a una moneda,
frente al euro
o frente al dólar,
da lo mismo,
están hechas del mismo metal desalmado,
alza la voz y dice:
basta.
Y ya no hay que ocuparse de Haití ni de Somalia.
En la cárcel,
y se caen todas las rejas.
En el campo,
y se desvanecen las murallas.
En la escuela,
y se resquebrajan las cerraduras de todas las puertas.
En el metro,
y se abren las entrañas de la tierra.

Un día un hombre,
uno cualquiera,
tú, por ejemplo,
no me mires,
tú, sí, el hombre,
un entramado de huesos
con armadura de carne,
retales de arcilla,
casi nada,
arrebata la libertad
a quienes la administran
y dice:
es mía,
es nuestra,
es de todos.
Y añade:
basta.
La libertad es la única propiedad privada.
Quien dice libertad dice democracia.
O dignidad.
Dice:
hombre.

Basta.

No hay comentarios: