Este tomito(1) minúsculo estaba el jueves pasado junto a la caja de la librería. Lo cogí como cogen otros el paquete de chicles en la caja del supermercado. Reune dos conferencias dictadas por Pedro Salinas en su exilio, a principios de 1940. ¿1940? ¡1940! Por la reflexión que propone, parece que no hubiera pasado el tiempo.
Copio:
...La Universidad (...) debe trascender la mera educación de lo estudiantes para su inserción en el ámbito laboral, formándolos para todos los aspectos de la existencia, sobre todo, poniendo especial interés en su desarrollo espiritual y moral (...)(2).
...Frente al estudiante ideal que responde al deseo de conocimiento, aparece (...) [el que] afronta su paso por la Universidad como un modo de lograr una educación que le permita ganarse la vida con holgura y, por lo tanto, desprecia el ideal del estudiante preocupado por el saber(2).
....he asistido a la lucha (...) entre dos grupos de estudiantes: los que llamaría indiferentes, inconscientes, escépticos, esos que van al garete, se suben a la Universidad como a una guagua cuyo rótulo dice: "Diploma", "título", "sueldo a la vista", pagan su vellón y se apean en la parada final; y los otros, los que pugnan por cumplir su misión con la mayor conciencia de su responsabilidad con ellos mismos y con la comunidad humana(3).
Existe un profundo descontento con el estado actual de la Universidad(3).
...en la Universidad actual se hace evidente una contraposición de dos tipos de enseñanza: la enseñanza de hechos y la de valores. (...)...existe una coincidencia [?] en la necesidad de que la Universidad sea, más que una escuela de entrenamiento profesional, un centro de formación del hombre y de orientación de su tarea vital al servicio de todos(3).
No puede ser la Universidad una simple mandataria de la sociedad, sino que debe ser algo más: una directora. Uno puede ir a un sastre a encargarle un traje a medida. Pero no se puede encargar a la Universidad tipos de hombre a capricho. Por hacerlo así se ha hundido la Universidad alemana. Porque Hitler en vez de dejarla que hiciese hombres le mandó que hiciera nazis(3).
Algo de incalculable gravedad está ocurriendo hoy día: que el estudiante de una rama técnica, que le proporcionará un modo de ganarse la vida inmediato y holgado, mira con desdén al estudiante de metafísica, que vivirá malamente. Por las consecuencias que en la lucha económica tenga una cierta clase de estudio, se valora ese estudio. Es mejor estudiar lo que da más dinero. Esta circunstancia corresponde con el materialismo capitalista moderno(3).
El hombre contemporáneo padece (...) una psicosis de la velocidad: parece haberse perdido el sentido del "cómo" se hacen las cosas, "para qué" se hacen las cosas, a favor de "en cuánto tiempo" se hacen las cosas. (...)...la cultura espiritual está basada en un "para qué", en un "cómo" desde Platón hasta nuestros días. (...) la obligación de la Universidad es enseñar a hacer cualquier trabajo bien, y no deprisa(4).
[El fin de la Universidad] no consiste en una acumulación cuantitativa de datos o de leyes de la materia, sino en un delicado adiestramiento del alma para ir percibiendo, sintiendo directamente toda la complejidad de los problemas del hombre del mundo, y hacerles cara conciencia y sentido de la responsabilidad o moral(4).
En suma, el problema se reduce a esto: ¿es la Universidad un corredor, pasillo, galería, por uno de cuyos extremos se entra, y que tiene a los lados unos ventanillos, en los que se entregan a los estudiantes unos papelitos o créditos, canjeables luego al otro extremo, a la salida, por un diploma profesional? ¿O es un recinto salvado de la consideración primaria de lo material, en el cual se llama la atención al hombre sobre los valores superiores y desinteresados de la vida, y se le invita a servirlos, a adherirse a sus ideales?(4).
Abrigo la esperanza de que en este momento de desorientación y deriva mundial, de materialismo rampante, en la hora de la máxima borrasca de la historia, la Universidad (...) mantenga la luz en alto, para guiar [al] pueblo por los mejores caminos(4).
NOTAS:
(1) Pedro Salinas, Defensa del estudiante y de la Universidad, edición de Natalia Vara Ferrero, Ed. Renacimiento, colección El clavo ardiendo.
(2) De la introducción, por Natalia Vara Ferrero, glosando a Pedro Salinas.
(3) Defensa del estudiante.
(4) Conferencia sobre la Universidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario