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miércoles, 10 de agosto de 2011

Somalia, el hambre y la obscenidad


Hechos:

1. La fotografía con la que se abre esta entrada la conocemos todos. La hizo Kevin Carter, que se suicidaría unos años más tarde, mientras cubría como corresponsal de guerra uno de los muchos conflictos africanos. ¿A que parece Somalia? Pues es Sudán. No están lejos: Sudán está al sur de Egipto y, entre Sudán y Somalia, quedan Etiopía y Eritrea. ¿A que parece de ayer? Pues tiene 21 años, fue hecha en 1990.

2. Estos días, algunos blogueros han publicado una entrada común titulada “Bloggers contra el hambre en África”, solicitando nuestra contribución mediante SMS a un cierto número relacionado con Cruz Roja, al parecer. Se recuerdan en la entrada a otras ONG, también relacionadas con el tema del hambre. Sentí náuseas. Son interesantes los comentarios. Algunos comentaristas estimulan sin bochorno su propensión fenicia y aprovechan para promocionar su blog.

3. Hace dos años y medio, nuestro hermano Pablo (Cornelivs, en la red) encabezó una iniciativa por la solidaridad y contra el hambre en el mundo. En pocos días aquel manifiesto fue publicado por cientos de miles de blogs en todo el mundo (hay quien dice que millón y medio). Del manifiesto surgió un blog con el propósito de influir y remover algo las cosas en el mundo. No pasó nada. Quizá por eso ahora, cansado, Pablo descansa, aunque su corazón no olvide. El blog del manifiesto sigue ahí, sin que nadie escriba ni aporte nada nuevo desde hace meses, languideciendo. ¿Qué ponemos que no sea lo de siempre para conseguir la misma respuesta bobalicona de todos? ¿Qué podemos hacer nosotros para cambiar(1) o impulsar, al menos, un cambio radical en las cosas?

4. Hace año y medio, casi dos, con motivo de la huelga de hambre de Aminatou Haidar (por cierto, ¿qué fue de ella?, ¿alguien ha vuelto a recordarla?, ¿sigue existiendo el Sahara?) una amiga, Susana, ideó un blog para alzar la voz y rebelarse contra la injusticia. Otro medio de reflexión colectiva, otro más, entre los muchos de la blogosfera. Está por ahí, pero ni siquiera lo nombro porque languideció antes de nacer(2). ¿De qué sirve la ira si, tras la rabia, nada en nuestras vidas cambia?

5. Un amigo, Miguel Ángel, publicaba días atrás en su bitácora una historia de la República Centroafricana (África, también) que relataba en una carta Juan José Aguirre, arzobispo de Bangassou. Habla de guerrilla, de violaciones, de guerra, de secuestro y de ONG. Es larga, no la comento, mejor leerla. No se asegura llegar al final sin haber vomitado antes.

6. Hace unos días Erlich publicó en El País una viñeta con los siguientes bocadillos: “El telediario debiera copiarse de las comedias americanas”. “¿En qué?” “Podrían poner gritos grabados para saber dónde escandalizarse”. También sentí náuseas.

7. …


Reflexión autocrítica intestinal:

Se ha puesto de moda hablar de Somalia y de la hambruna. Porque es una moda. En realidad, nos importa un comino. Hablando de Somalia tranquilizamos nuestras conciencias, si es que nuestras conciencias se inquietan alguna vez por alguna causa. A finales de agosto todo olvidado. Al tiempo. Ya se nos olvidó Haití, aunque siga insistiendo Forges en una esquinita de sus viñetas diarias en El País. Y apenas acabamos de borrar la moda de Fukushima, que fue la moda(3) que precedió a ésta, aunque aquel desastre tuviera más que ver con la mano del hombre que con la de la naturaleza. Es como cuando se acusa a una curva de la carretera de un accidente, en lugar de señalar la imprudencia del conductor o el negocio del transporte privado, es decir, del coche y el petróleo.

Es verdad que el diapasón de las noticias tiene que ver con las multinacionales de la información, pero también es verdad que tiene que ver con nuestras conciencias. De repente un SMS a un cierto número lo resuelve todo. Ya no hay hambre en Somalia ni hay hambre en parte alguna, aunque la forma más segura de acabar con los problemas es borrarlos de la memoria, y esto es lo que hacemos normalmente. La televisión basura y nuestras vidas frívolas ayudan mucho. También borraremos Somalia. Cuando llegue la factura del teléfono nos preguntaremos: ¿este mensaje? Ah, sí, por la solidaridad con Somalia. Nos lavamos las manos nosotros y se lavan las manos las compañías telefónicas (recordemos: el importe íntegro del mensaje, IVA excluido, claro, va a Cruz Roja), que comercializan los teléfonos móviles, que, a su vez, necesitan coltán(4) para el desarrollo de esas nuevas tecnologías. Es como estar contra los tanques, los cañones y los fusiles, pero usarlos sin hacernos preguntas, y enriquecernos con su fabricación y venta, que también lo hacemos.

Cuando se produjo la catástrofe de Haití, Saramago cedió los derechos (y, con él, la editorial) de su libro Una balsa de piedra. Y se hizo una edición específica modificando el título por Una balsa de piedra camino de Haití. ¿Cuántas bitácoras se hicieron eco de esa iniciativa? No era una limosna ni una dádiva, como es el SMS: comprabas el libro a precio normal de solapa y la totalidad del precio, IVA excluido, claro, iba a Haití. El golpe de pecho del SMS cuesta 1,20 €, el golpe de pecho del libro de Saramago costaba (y cuesta) 15 €. La respuesta a mi pregunta es: ninguna bitácora se hizo eco de la iniciativa, salía caro quedar bien ante la parroquia.

¿Hay hambre en Somalia? Qué va: es una película de inacción que ponen a la hora de los telediarios, como hay películas de acción americanas. O un tema de conversación en los cenáculos buenistas. ¿Sólo hay hambre en Somalia? ¿Por qué hay hambre en el mundo, por qué la hay en Somalia? ¿No hay hambre en otras partes de África, de Asia, de América Central y del Sur, de Europa? Sí, en Europa también, aunque especialmente en Asia y África. Ya he dicho muchas veces que el hambre en el mundo es el precio de nuestra riqueza: somos ricos (sí, ricos, muy ricos) porque otros son pobres, muy pobres, necesariamente.

¿Qué sucede en Somalia específicamente? Aparte de la sequía. Aparte de la guerra que libran con nuestras armas, las que compran con los préstamos de nuestros bancos, bajo las condiciones del FMI y el BM que dirigimos. Somalia era un país de agricultores y ganaderos que practicaban una agricultura y una ganadería de subsistencia. La sequía persistente y las multinacionales, sobre todo las multinacionales americanas y europeas, los expulsó. Ahora se practica, donde es posible, una agricultura intensiva y extensiva, cuya producción controlan en el mercado internacional, como controlan los precios internacionales de todos los alimentos, especulando, y a la que los somalíes no tienen acceso(5), no pueden pagarla.

Cuando se produjo el secuestro del Alakrana (¿recordamos el Alakrana?: aquel barco pesquero), ya había hambre en Somalia, pero se habló de esquifes y de piratas. Las fotografías ahora son mujeres y niños famélicos. Las fotografías entonces era feroces somalíes armados. Y luego se habló de rescates millonarios. ¿Sabíamos que cuando se produce un secuestro hay un despacho en Londres que hace de intermediario? ¿Alguien se ha preguntado por su trabajo? ¿Por qué sólo sometemos a examen a los del kalashnikov y el esquife? ¿Quién les vende las armas? ¿Quién las fabrica? ¿Qué comisiones cobran los despachos de intermediarios? ¿El 10%, el 25%, el 50%? Hay quien dice que entre el 25 y el 50% del precio pactado en cada rescate. ¿Quiénes son realmente los piratas? ¿Ellos o nosotros? Sobre los occidentales blancos, limpios y perfumados de Londres nadie se hace preguntas. Sobre los somalíes oscuros, sucios y malolientes del Golfo de Aden y el Oceáno Índico todo son invectivas. No queremos reconocer que los que mueren de hambre y los que asaltan nuestros barcos son, en realidad, los mismos, los dos lados de una sola moneda. A Somalia le mandamos fragatas para defender a los nuestros de sus asaltos en sus aguas. ¿Y si les enseñáramos a aprovechar su caladeros, por ejemplo? O quizá sepan. ¿Y si no le robáramos sus pescados? La misma pregunta de nuevo: ¿quiénes son los piratas? ¿Ellos o nosotros, que les esquilmamos sus aguas y sus pesquerías?

¿De qué sirve un SMS a la Cruz Roja si no nos hacemos preguntas?

Nuestro comportamiento es obsceno. Ética y estéticamente.

Planteamos iniciativas vacías que apenas lavan nuestras conciencias. Un golpe de pecho vale exactamente 1,20 €, IVA 18% incluido. Barato. Otro golpe de pecho por 15 €, IVA 4% incluido, sin embargo, es caro. Después, podemos hablar de cualquier cosa: de las vacaciones de este año o de los pendientes de Ana Rosa(6). Con 1,20 € no pagamos un paquete de tabaco. Con 15 € compramos dos camisas en oferta de las que fabrican jóvenes sobre-explotadas en plantas de Asia o el norte de África. Y es importante cambiarse de camisa cada mañana para aparentar limpieza.

De los que enviaron su SMS a la Cruz Roja, ¿cuántos votaron a Camps en Valencia o a Aguirre en Madrid? ¿Cuántos participarán en las jornadas JMJ 2011 de la próxima semana?

No sé por qué me vuelvo a acordar del caballo cuatralbo de Alberti.


NOTAS:
(1) Aquí se me ocurre trasladar la pregunta a José Luis Sampedro y al 15M. Estoy seguro de que ellos tienen una respuesta.
(2) Tengo una teoría para explicar esos fracasos, pero no es éste el lugar ni el momento para exponerla. Diré solamente que el 15M hace justo lo contrario y de ahí, en parte y probablemente, su éxito. Al menos, de momento.
(3) La moda de la selección española ganando el mundial de Sudáfrica no ha pasado, en esa matraca seguimos todos los días. Por cierto, ¿alguien recuerda el maremoto de Tahilandia?
(4) El coltán es una mezcla de minerales: columbita (mena de niobio o columbio) y tantalita (mena de tantalio), de uso imprescindible en la fabricación de los condensadores electrolíticos de los dispositivos electrónicos modernos como teléfonos móviles, GPS, satélites artificiales, armas teledirigidas, televisores de plasma, videoconsolas, ordenadores portátiles, PDA, MP3, MP4... El 80% de las reservas mundiales se encuentran en el Congo.
(5) En Canarias se han arrojado recientemente a la basura 740.000 kilos de plátanos para mantener los precios del mercado. No es una excepción: se hace con otras frutas y con otros productos alimenticios.
(6) ¿Conocemos el sueldo de Ana Rosa? Los especialistas en discutir los sueldos de los políticos seguramente conocen el sueldo de Ana Rosa, Jorge Javier, Cristiano Ronaldo y el entrenador del Rayo Vallecano, por ejemplo. ¿Para cuántos SMS da un mes de salario de Ana Rosa? Un dato: el mismo bolsillo que paga el SMS paga el salario de Ana Rosa. El gesto para pagarlos también es similar: pulsar una tecla.

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