Es posible que Madrid sea de dios, aunque no sé si dios tiene interés en la propiedad privada. Por los signos, parece que Madrid fuera de dios. No de dios en general, sino de un dios concreto. Ni siquiera del dios cristiano o del dios católico, que es más pequeño que el cristiano. Desde luego, no es de Dios. De Benito, de Rouco y de los que entienden la religión como patrimonio y mercancía. Tienen muchos seguidores, ya lo veo, también acompañaron muchos a Anás y Caifás ante Pilatos y gritaron su consignas: crucifícalo, crucifícalo. Pero eso no les otorga la razón, aunque con su razón expulsaron al quincemayismo de Sol para dejarle a Benito la plaza expedita. A Jesús no lo crucificaron los judíos ni Pilatos ni los romanos invasores, lo crucificaron los mercaderes de su propia religión. Con quienes creen honestamente en el Jesús de la cruz y entregan su vida a su mensaje redentor no acabarán los mercados ni los signos mezquinos de estos nuevos tiempos ni los nuevos dioses de barro, sino sus jefes, los herederos de Anás y Caifás, esos que ya ocupan Madrid. Madrid es el gran templo de Jerusalén del que Jesús expulsó a los mercaderes un día: Madrid se ha llenado de mercaderes. Se mercadea con la fe y con el pecado. De Madrid ha sido expulsada la decencia. Lo han llenado de banderas que cuelgan de las farolas y de escenarios por Cibeles y Colón pero han expulsado a quien denunció la injusticia, la opulencia y la corrupción. Rouco se siente cómodo entre injustos, corruptos y opulentos. Y su jefe Benito, también.
Un día, el muchacho que sufría una crisis de fe fue a hablar con uno de los curas de la parroquia. Y el cura le mostró estampas de plantas, de aves, de paisajes hermosos,... Aquel cura le habló de creacionismo pero no le habló de dios. Más tarde, acabó por entender él solo todas las cosas. Le podía haber hablado de pederastia, por ejemplo, de las oscuras relaciones entre los curas de la parroquia y las monjas de la capilla, de las complicidades con el fascismo o con las dictaduras hispanoamericanas, de su hermandad con los poderosos contra los débiles, de sus alianzas con las mafias, de la cruzada, ... de las odiosas miserias de los hombres de dios. Le podía haber hablado de los curas que creen que la liberación de los hombres está en los evangelios y en la palabra de Jesús, que siempre estuvo del lado de los pobres, los desafortunados y los débiles, incluso de los que pierden la fe. Le podía haber hablado de amor. Le podía haber dicho: dios nos ama; a pesar de nuestras terribles miserias, de nuestros grandes pecados, a pesar de traicionarlo con nuestros actos cada día, dios nos ama. Por eso habla ahora contigo este cura miserable. Podía haber dicho de dios que respeta más a quien lo discute que a quien lo alaba. Pero despreció las dudas del adolescente y despreció al muchacho desde su soberbia. ¿Quién osaba discutir su verdad y la verdad de su dios? Hoy lo sé: a esos curas y a ese dios los pone en entredicho la verdad. A dios en general lo pone en entredicho la verdad de cada uno.
¿De qué hablará hoy este Papa y los curas que lo acompañan? ¿Hablarán como aquél de creacionismo? De dios no hablarán porque lo tienen secuestrado. El problema del mundo no es la crisis, sino la ausencia de fe, ha dicho uno de ellos. Como si quien carece de fe no indagara en la verdad, incluso al precio de su vida. No hay más dios que aquel del que ellos hablan ni más verdad que la que ellos sientan. Hablarán de su fe. De momento, nos perdonarán nuestros pecados en el Retiro, el del aborto, por ejemplo. ¿También el de rebeldía, el de quincemayismo? Dios condena los actos del rebelde y ellos van ahora a perdonarnos. Malditos quincemayistas que se atreven a hablar de crisis en el mundo, malditos los que ponen en entredicho el sistema.
Han llenado el paseo de coches del Retiro de confesionarios, el espacio que suelen ocupar las casetas de los libros en la feria de mayo. Y han prohibido circular a los patinadores. Entre patinadores y libros nunca hubo contradicción ni pendencia, han convivido en todas las ferias. Lo que pueden hacer lo libros no lo pueden hacer doscientos confesionarios. ¿Por qué ese dios es tan pejiguero, le molestan tantas cosas? Han quitado las papeleras de Gran Vía y los alrededores de Sol. ¿Tan poco confía Gallardón en los muchachos del JMJ 2011? ¿Cree que acabarán a papelerazos como en un vulgar rosario de la aurora? Ay, Gallardón, Gallardón, ¿no habíamos quedado en que los malos e inciviles eran los del 15M? Al menos, a los tuyos se les ve limpios y repeinados. Y callados. No protestan, es lo que quiere dios. El vuestro.
Si dios existiera, no vendría a Madrid con el Papa. Estaría en Somalia, en Etiopía, en el África hambrienta, en el Asia y América injusta, con los rebeldes del norte de África. Sería el último de la plaza de Tharir y el primero en las manifestaciones por la regeneración democrática, por la decencia. Si dios existiera, visitaría a la gente del 15M. Estaría con los parados, con los sintecho, con los desgraciados. No iría a cenar al Palacio Real. Estaría muy enfadado con nosotros por la falta de empeño revolucionario, porque el primer mensaje de amor es el compromiso solidario.
Si dios existiera, diría del mundo: esto no es una creación sino un mal parto, un aborto, y sería excomulgado. Y condenado a lapidación, seguramente. A ese dios no lo perdonarían en los confesionarios del Retiro. Veríamos, entonces, a Rouco y a Benito con una piedra en la mano.
NOMENCLATURA:
Benito es Benito XVI, el Papa; Rouco es Antonio María Rouco Varela, Arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española; Gallardón es Alberto Ruíz Gallardón, alcalde de Madrid.
NOTA EXPLICATIVA GENERAL AL MARGEN:
El mes de agosto había sido programado del día 1 al 31, a razón de dos entradas semanales previamente redactadas en su totalidad, una de las cuales era un pseudorelato con estrambote veraniego y la otra una reflexión sobre el 15M o desde la perspectiva 15M. Sin embargo, algunos acontecimientos nos han obligado a desplazar algunas entradas para colocar en su lugar Somalia, pxC y, ahora, ésta, con motivo de la semana JMJ 2011 y la visita de Benito XVI. Creemos que aún publicaremos una entrada más sobre el Papa y Madrid, lo que trasladará uno de los temas definitivamente a septiembre. No importa: las cosas del mundo pueden esperar; las de dios, no. Tendremos tiempo para hablar de lo mundano cuando nos quedemos solos.
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