El pensador, Franz Kafka, dibujo
El cronista tiene un amigo, el amigo tiene un piso y el amigo lo alquila. En estos tiempos que corren el amigo del cronista podría llamarse Afortunado. Llamémosle Afortunado. Firman el contrato, y cobra el mes corriente y la fianza. Afortunado tiene que depositar esa fianza en una cuenta restringida del Instituto de la Vivienda de Madrid (IVIMA), acreditarlo ante este organismo y recoger, en ese acto, el justificante del depósito. Afortunado descubre un teléfono para solicitar cita previa para el trámite. Y Afortunado llama. ¿He dicho que llama? Llama. Y llama y llama y llama... Cuando salta la voz metálica: pulse 1, pulse... Y se corta. Repite la llamada y se corta. ¿He dicho que llama y que la llamada se corta? En la Comunidad de Madrid tienen un profundo respeto por los ciudadanos y los atienden con diligencia y prontitud, así que todo eso debe ser un fallo del sistema, piensa Afortunado. (No, lo de hijoputa no se lo dedicó Esperanza Aguirre a un ciudadano, sino a un correligionario). Afortunado ya no se siente tan afortunado. Afortunado se lo cuenta al cronista y éste se ofrece con diligencia a hacerle el trámite: casualmente ha de estar al día siguiente por la zona de Basílica, donde está la sede y oficinas del IVIMA. Hubo un tiempo en que el cronista hacía ese trámite con frecuencia, aunque tal vez no fuera Esperanza Aguirre la presidenta. En aquel tiempo, ese trámite se resolvía en 5 minutos en Basílica, si llevaba todos los documentos: fotocopia DNI propietario, contrato de alquiler original y fotocopia, justificante de ingreso de la fianza y fotocopia. Hoy, no, hoy eso es imposible. Lo comprueba el cronista a las primeras de cambio. A la entrada, una señorita que antes no existía le dice que no pueden atenderle, que necesita cita previa. ¿Cita previa? Mire, usted, señorita, la cita previa no hay manera de conseguirla por teléfono: llama, llama y llama y se corta, se corta y se corta. No importa, señor -le ha llamado señor al cronista-, no importa, lo pueden citar ahora mismo para mañana: va usted al funcionario que mañana le atenderá en el trámite y le da cita para mañana. Son cinco minutos. Cinco minutos es todo el trámite, señorita. No importa, es imprescindible la cita previa. Es posible para mañana. El cronista se enfada, porque no entiende. La señorita lo mira perpleja, porque tampoco entiende: es una mandada y los mandados no entienden. Y el cronista se acuerda de Kafka. Kafka sería el monaguillo en esta ceremonia absurda. Pero es posible que la presidenta de la Comunidad no conozca a Kafka ni haya leído a Larra. Ni entienda de ceremonias. ¿Quién es Larra? Larra, el de “Vuelva usted mañana”. Ah, ya saben, cuando a José Saramago le concedieron el Nobel y le recabaron su opinión, a la sazón Ministra de Cultura. “¿Sara Mago? No sé quien es esa señora”, contestó.
La señorita de la entrada, interrumpe la ensoñación del cronista y recuerda amablemente: Ah, pero no importa, le dice, en avenida de Asturias, 28, le atienden sin cita previa y no cierran a mediodía. El cronista tiene un enfado morrocotudo, pero tampoco importa: de Basílica a plaza de Castilla y avenida de Asturias, 40 minutos.
A las 13'18, martes, 28/06/2011, el cronista tiene el tique de turno número F056. Detalles del papelito: Último turno llamado: F039. En la parte superior: Oficina de Vivienda, Comunidad de Madrid, FIANZAS.
El cronista mira alrededor, observa los paneles y deduce: las mesas 12, 13 y 14 atienden este servicio. Llaman al F040, mesa 12. Una eternidad. Llaman al F041, mesa 13. Una, dos, tres eternidades. Desde las 13,18 han pasado cuatro, o sea, 4, eternidades y sólo han llamado al F040 y al F041.
A las 14,20 el cronista se dirige a la señorita de recepción, donde le dieron el número. Le dice amablemente: señorita, ¿usted cree que nos atenderán hoy? Ha pasado 1 hora, 1 hora y 2 minutos exactamente, y sólo han atendido a dos personas. El cronista recuerda que es un trámite de cinco minutos. Oh, sí, no se preocupe, todos los números que damos se atienden. ¿Todos? Oh, sí, todos. Pero el cronista no siente alivio: 2 números en 1 hora y quedan 14 números por delante, o sea, a ese promedio, 7 horas. En alguna parte dice que cierran a las 8 de la tarde. Así que el cronista se inventa unos hijos necesitados. Y dice un poco soliviantado, pero sin levantar la voz: mire, usted, señorita, tengo la sensación de que nos están tomando el pelo, alguien se está riendo de nosotros en alguna parte. Ninguna de las mesas, 12, 13 y 14, que atienden este servicio han llamado en la última hora. Tengo hijos, mis hijos tienen la mala costumbre de comer a mediodía y a mi me gustaría darles de comer, sólo para que no se mueran de hambre o no me denuncien por abandono y desnutrición. ¿Sería posible que nos empezaran a atender inmediatamente? Inmediatamente quiere decir ya, en este momento. Diez minutos después empiezan a llamar desde las mesas 12, 13 y 14: F042, F043,.... F056.
Antes de las 15 horas está el cronista en la calle. Efectivamente, el trámite son cinco minutos. Menos. Kafka ha despertado. Allí pone Comunidad de Madrid, pero aquello no es una oficina de la Comunidad de Madrid, eso lo que parece o lo que quieren que parezca, es una empresa privada que utiliza logos e infraestructura de la Comunidad de Madrid para prestar servicios que debía dar la Comunidad de Madrid con sus funcionarios. Es una práctica frecuente de estos políticos del PP. El cronista se pregunta hasta qué punto no se estará conculcando la ley de protección de datos, puesto que aquí se manejan datos personales y confidenciales. En cualquier caso, el cronista está seguro de que le ha tomado el pelo la presidenta inculta y su caterva de ayudantes engominados, el cronista piensa que la marquesa lo trata como a súbdito y que no le tiene ningún respeto. Un ciudadano para estos políticos de medio pelo no es nadie. Y entonces se acuerda de Alberti (¿Sabrá la presidenta inculta quién es Alberti? No sabía quién era Kafka, ni Larra, ni Saramago. Es marquesa. Ya, pero el marquesado se hereda y la cultura se adquiere con dedicación y esfuerzo), de Alberti y del caballo cuatralbo de su poema. Ay, jinete del pueblo, convoca al caballo, pídele al caballo cuatralbo que cabalgue, que cabalgue hasta enterrarlos en el mar. ¿En el mar? En el mar del 15M, por ejemplo.
PS: Después de comer, el cronista acompaña a su hija al médico de cabecera. “Algo” que ha detectado en un pecho. El médico de cabecera le da cita para dentro de dos meses, finales de agosto, con el especialista. Y esta indecencia al cronista ya no le hace ninguna gracia.

No hay comentarios:
Publicar un comentario