Enrique Múgica, a la sazón Defensor del Pueblo, en 2004, en una intervención en la Universidad de Verano de La Gomera, afirmaba que los problemas más importantes de la sociedad española eran: “la violencia doméstica, la demora en dictar sentencia por parte de las administraciones de justicia, las listas hospitalarias, la inmigración y el terrorismo”. Ni ese año ni el siguiente se producirían víctimas por terrorismo de ETA(1).
El movimiento 15M viene a decir, en 2011, que los principales problemas de la sociedad española son: la crisis económica, la administración de justicia y la corrupción política, en su sentido más amplio (desde la corrupción propiamente dicha a la degradación democrática). Incluso, hay quien pone en duda (José Luis Sampedro, por ejemplo) que este sistema occidental sea una auténtica y real democracia.
Entre 2004 y 2011 han cambiado mucho las cosas -quizá no tanto entre los profesionales de la política- o no todos observamos la realidad con los mismos ojos. Entre la calle y los despachos no parece haber comunicación, faltan cauces que los unan. Por las calles corre el aire y en los despachos habita la polilla.
Veamos nuestra particular estadística.
Al cuadro que hemos pergeñado podríamos haberle añadido datos sobre esos otros aspectos que señalaba el señor Múgica (demoras judiciales, listas hospitalarias, inmigración) e, incluso, haber agregado algunos otros como IPC, seguros privados, planes de pensiones privados,... pero sería otra discusión. Para nuestra reflexión en torno al terrorismo etarra, como ejercicio de cinismo social y político, nos bastan esos datos. Sí, he escrito que el terrorismo se ha convertido en un ejercicio de cinismo social y político.
A la violencia doméstica o violencia de género algunos preferimos llamarla terrorismo machista. Revísese la definición de terrorismo (en el DRAE, por ejemplo) y se verá que reúne todas las condiciones. Desde que se tienen estadísticas del fenómeno se vienen produciendo una media de entre 6 y 6'5 muertes mensuales (70-80 anuales), invariablemente. Si bien en otras causas de muerte de especial sensibilidad social, como las que se reflejan en el cuadro, a raíz de la aprobación de una legislación específica(2) en el parlamento, se ha percibido una variación de la tendencia, no ha sido así en el caso del terrorismo machista. Subrayo este dato.
Para completar los elementos de nuestra reflexión, me habría gustado contar con datos respecto de la inversión del estado o de las administraciones, en términos económicos y humanos, para combatir cada uno de estos fenómenos de nuestro cuadro estadístico; lacras más que fenómenos algunos de ellos. Sería otro trabajo, aunque reforzaría esta discusión. Habría que hacerlo. Sin embargo, supongo que cada uno tiene una idea de por dónde van esencialmente los esfuerzos.
Salgo a la calle en Madrid o en Bilbao. ¿Qué es más probable: que me atropelle un coche o que sufra un atentado terrorista? La respuesta siempre es: que me atropelle un coche. O sufrir un accidente de trabajo. Si soy mujer, la probabilidad de que me rompan la crisma o me abran el estómago de una cuchillada es altísima, mucho más que sufrir las consecuencias de un atentado terrorista, incluso en los peores momentos, cuando puso ETA la bomba en Hipercor. Múgica incluyó la violencia machista, junto al terrorismo, entre los problemas de España en 2004, pero no aparece en los barómetros del CIS como inquietud de los españoles. Tres datos sobre los temas que preocupaban a la ciudadanía el pasado junio: paro, 82'6%; terrorismo de ETA, 5,3%; violencia contra la mujer, 1,6%. Dramático: sin atentados de ETA, con ETA medio desmantelada, la preocupación por el terrorismo etarra es 3,5 veces la preocupación por el terrorismo machista, que apenas preocupa al 1,6% de los españoles(3). En muchas ocasiones, el terrorismo etarra ha estado en el primer lugar de las preocupaciones de los españoles, aunque los estragos del terrorismo machista triplicaban, en el mejor de los casos, las muertes de ETA.
¿Por qué? Es una pregunta para los políticos, incluso para los que han sufrido un terrible atentado, y es una pregunta, sobre todo, dirigida a nuestras conciencias. ¿Por qué?
Quizá no todas las vidas valen lo mismo y quizá no todas las muertes se convierten en el mismo tipo de comercio, aunque con todas las muertes se comercia. Las muertes de ETA tienen precio de angulas; las de las mujeres, de sucedáneo, gulas, ni siquiera de Aguinaga, del Carrefour.
¿Por qué?
Se me ocurren dos razones. Las esbozo solamente, aunque merecerían una reflexión seria. Incluso, si alguna de mis afirmaciones resulta “chabacana”. O precisamente por “chabacana”.
Una. El sistema. En cuanto al terrorismo machista. “La maté porque era mía”. El sistema capitalista, el mismo sistema que está en el origen de la crisis actual y que día a día se descompone y se cae a pedazos, que es la crisis misma, nuestra organización social basada en la propiedad privada, establece su escala de valores y transmuta a la mujer en propiedad masculina, es decir, la convierte en objeto de tenencia, decisión, control e intercambio, dependiente de quien tiene el poder realmente. ¿Cómo vamos a afrontar con rigor esta tragedia si está en la esencia misma del sistema y el sistema es intocable? Tomarse en serio la muerte de las mujeres por la violencia machista exigiría decisiones en dos aspectos: 1. Las inversiones en la prevención de ese tipo de terrorismo y en la persecución de los terroristas, acordes con la inversión en medios dedicados a combatir el terrorismo etarra. 2. La actuación sobre la trama social que protege a estos terroristas, es decir, sobre el conjunto de la sociedad -porque es la sociedad entera, en un cinismo abominable, la que protege o “comprende” a este terrorista-, como se hace con el entramado de protección etarra. ¿No es un síntoma más de la crisis sistémica que vivimos? Afontarlo significa cambiar la sociedad y no creo que haya mucha gente dispuesta a hacerlo, ni siquiera muchas mujeres.
En cuanto a los accidentes de trabajo. El sistema, como en las guerras, clasifica las víctimas: las nuestras (los soldados en las guerras; por extensión, soldados y policías: de ahí los funerales y homenajes), que hay que evitar a toda costa; las colaterales, que hay que paliar, pero que son un tributo admisible y por eso sólo forman parte de las estadísticas y del olvido, y las de los enemigos, que carecen de importancia. Los accidentes de trabajo son las víctimas colaterales de un sistema que no coloca al ser humano en el centro de su sistema de valores, sino que que lo convierte en objeto de explotación y mercancía.
Los accidentes de tráfico. Quienes gestionan el asunto y la sociedad entera saben que un día las medidas ya no podrán disminuir la cifra de víctimas. ¿Cuál será el suelo? ¿Habrá en un año tantas víctimas en la carretera como ETA ha provocado en más de 40 años? En estos momentos, año 2010, el número de muertos en accidente de tráfico es dos veces todos los asesinados por ETA en más de 40 años, y en el año 1999 ese número de muertos era más de cinco veces los asesinatos de ETA en toda su historia. ¿Por qué una sociedad se permite 4.000, 3.000,... más de 1.000 muertos, en cualquier caso, al año en carretera y se amedrenta con 850 muertos de ETA en más de 40 años? Ya sé la diferencia entre accidente y asesinato. También sé qué tipo de cinismo explica esos accidentes. Se lo oí a Aznar(4), disfrazándolo de libertad individual, cuando se refería a la fallida ley sobre el control en el consumo de alcohol. Lo oigo cada día a cada uno de nosotros, cuando justificamos el uso del coche, olvidándonos que también conducimos un instrumento de matar, algo así como si jugáramos con una pistola cargada y sin seguro. Añadiré algo, con lo que espero no escandalizar: los muertos en carretera son una contribución necesaria al sistema, el sistema necesita esos muertos, forman parte de su ingesta. Me explico: una de las patas que sostiene con más firmeza al sistema es el transporte privado, ligado a una industria de fabricación de vehículos y al despilfarro de energías fósiles (éste aspecto sólo, el de las energías fósiles, está detrás de las últimas guerras). Bastaría una ley como la que controla el consumo del tabaco para acabar con el problema. Junto, claro está, con una extensa y moderna red de transporte público y gratuito. Aunque eso supondría acabar con las multinacionales del petróleo y las de la fabricación de vehículos. Ahí le duele al sistema.
Dos palabras más sobre accidentes. ¿Son accidentes Fukushima o Chernóbil? ¿Por qué son diferentes el accidente de Spanair en Barajas y el accidente del metro de Valencia? 154 y 43 muertos, respectivamente. Sólo el primero está en un juzgado.
Se dice que todas las vidas valen lo mismo, pero vemos que no es cierto. Ya lo sabían las compañías de seguros y lo saben bien los políticos, que asisten al funeral por la muerte de un soldado y reducen la muerte en el tajo a una estadística gris, a pesar de ser dos “accidentes” laborales(5). La más cara y la más rentable es una muerte de ETA, no del terrorismo en general (ya vimos cómo se intentó achacar a ETA el atentado del 11M). Le vienen bien a los políticos, al poder en general y a la sociedad entera los asesinatos de ETA, porque con una muerte de ETA nos evitamos pensar, nos ponemos airados, eso sí, pero entregamos todo el poder de decisión a quien sabe de esto. Cualquier otra muerte nos interpela; un asesinato de ETA, no. Y que no pensemos es exactamente uno de los requisitos para la supervivencia del sistema.
Dos. La degradación y el envilecimiento progresivo de la ética y la estética colectiva y personal. Digo bien: ética y estética, porque hay una relación dialéctica(6). Si alguien se hubiera conmovido con la fotografía de Kin Phuc, cuando el 8 de junio de 1972 huía abrasada de su aldea en Vietnam, bombardeada con napalm por los americanos, habría acabado con la guerra de Vietnam en aquel momento y se habrían acabado todas las guerras. Pero tenemos anchas tragaderas, nos cabe cualquier fotografía y cualquier historia, aunque suceda en el portal de nuestra casa. Así hemos tenido Abu Graib y tenemos Guantánamo. Tuvimos la fotografía del niño desfallecido por el hambre junto a un buitre (que quizás condujo al fotógrafo a suicidarse posteriormente), pero tenemos Haití y Somalia, ésta última en situación ahora de hambre extrema. Nada nos afecta. Nos afectan las amenazas: de ahí, en parte, el terrorismo y de ahí la instrumentalización del terrorismo.
El fin justifica los medios. Con eso un grupo de fanáticos se lía a poner bombas por la independencia de Euskadi y el poder convierte la libertad, la democracia y los derechos humanos en una pantomima. Con eso y la teoría de la dictadura del proletariado se dio lugar al capitalismo de estado. Con eso y el leninismo, Stalin exterminó a sus opositores e instituyó una dictadura feroz en la URSS. Con eso, las dictaduras se han justificado y han justificado la persecución y la tortura. Ya sé que hay textos de ética donde se debate la afirmación. Incluso, en Oriente, hay textos budistas donde se razona y se defiende con matices. Yo creo que los medios condicionan y determinan los fines. Siempre. Entre ambos hay una indisoluble relación dialéctica. Los medios acaban destruyendo o mudando los fines y, con ellos, a sus protagonistas que se convierten en monstruos. O simplemente asesinos: Stalin quiso ser protagonista de una revolución, quiso ser un revolucionario, y fue sólo un asesino y un liberticida. Donde había ideas, ya no hay ideas, hay una pistola o una bomba lapa que sustituyen a los argumentos, la muerte es el argumento. Los gudaris devienen en monstruos, en asalariados matarifes.
Entiendo cómo surge ETA. Lo indicamos al principio. El franquismo le sirve de útero y la alimenta. Y ella alimenta al franquismo, en una loca espiral de acción/reacción que ambos necesitan. Y ETA ha servido a los herederos del franquismo. Nuestra Constitución y esta democracia pobre tienen algunas cuentas pendientes con ETA. Si ETA se hubiera disuelto el día siguiente de promulgarse la Ley de Amnistía, habríamos firmado otra Constitución seguramente. Aunque los GAL y la alianza entre los demócratas y la policía torturadora franquista para combatir a ETA no ayudó a su extinción, precisamente.
Los medios condicionan los fines; el miedo los borra. Quienes se comportan con violencia crearán una sociedad violenta. Quienes insultan construirán una sociedad en la que el respeto estará ausente. Quienes intimidan cimentarán una sociedad atemorizada. Quienes impiden hablar o recortan la libertad de expresión darán lugar a una sociedad autoritaria. Quienes agreden crearán una sociedad de enemigos.
Insisto: si no lo fue desde el principio, ETA ya sólo es una banda que actúa y se comporta como las mafias. Aunque digan que defienden ideas, ya no defienden ideas, es pura palabrería, luchan por su supervivencia como grupo. Sin embargo, el nacionalismo está en la base de ETA. Desde el nacionalismo y con la excusa del nacionalismo también se ha combatido a ETA. Así que digamos unas palabras sobre nacionalismo.
Cuando se nos explicaba el Alzamiento Nacional en las clases de historia se nos daba, entre otras, la razón del separatismo, el desmembramiento de la nación española. Fijaos, nos decían, hasta Cartagena quería separarse, quería ser un cantón. El profesor no conocía, seguramente, Suiza, adonde fueron muchos emigrantes de la España franquista, dividida precisamente en cantones. Y quizá no haya conocido a quienes, estando en AP, años más tarde, defendieron la autonomía para Segovia (sic), a partir del artículo 143 de la Constitución.
El nacionalismo es, a estas alturas de la historia, una aberración política, una aberración social, una aberración económica e, incluso, una aberración intelectual. Como es otra aberración el desprecio a otras lenguas, la imposición de la propia y la negativa a que otros se organicen social o políticamente de una manera diferente, como les venga en gana. ¿Por qué no Euskadi? ¿O Cataluña? ¿O Galicia? ¿O Andalucía? ¿Por qué España? ¿O Francia? ¿O Alemania? ¿Por qué hemos contribuido a desmembrar Checoslovaquia y Yugoslavia, provocando, incluso, la terrible guerra de los Balcanes? ¿Por qué nadie pone en entredicho Montecarlo, por ejemplo, con su príncipe fantoche? ¿Quizá por las mismas razones que hay una carrera de F1 como la hay en Valencia? ¿Por qué San Marino, Liechtenstein, Andorra y Luxemburgo? ¿Por razones fiscales? ¿Dónde está ahí el nacionalismo? ¿Alguien duda de que internet y Erasmus acabarán con el nacionalismo, todos los nacionalismos? El nacionalismo es una pieza política básica para sostener el capitalismo. ¿Cuánto creemos que le queda de vida a este ídolo de los pies de barro?
La excusa fue Bildu y hablamos de Bildu. Amenazamos con hablar de más cosas y, al final, hemos hablado de muchas cosas, no sé si conexas, quizá superficialmente de muchas. Lamento si hemos acabado por los cerros de Úbeda y hemos hablado de todo menos de Bildu. No. Bildu es un espantajo del lenguaje; mejor: un traspantojo del lenguaje político. Se habla de vida o de muerte, de libertad y democracia como si fueran valores absolutos, pero es mentira. Son valores relativos. No importa la vida, la muerte, la libertad, la democracia. Importan nuestros vivos y nuestros muertos, nuestro modo de ejercer la libertad y la democracia, aunque sean pequeñas y no sepamos bien lo que significan. Convertimos a cualquier cretino en un mártir simplemente porque es uno de los nuestros. Y nos escandalizamos de que los otros tengan sus mártires.
Termino: Bildu, o quien sea que represente al abertzalismo, es necesario para la paz. En lugar de pensar en ETA, habría que pensar en Gandhi. ¿Qué haría Gandhi? “No hay camino para la paz, la paz es el camino”.
NOTAS:
(1) Estadística anual de muertes 1999/2010 por accidentes de tráfico, violencia de género, accidentes de trabajo, militares y atentados de ETA.
AÑO
|
TRÁFICO
|
GÉNERO
|
TRABAJO
|
MILITARES
|
ETA
|
1999
|
4280
|
?
|
1104
|
3
|
0
|
2000
|
4295
|
?
|
1136
|
1
|
23
|
2001
|
4145
|
?
|
1030
|
1
|
15
|
2002
|
4026
|
?
|
1101
|
3
|
5
|
2003
|
4029
|
71
|
1020
|
74(*)
|
3
|
2004
|
3514
|
72
|
968
|
2
|
0
|
2005
|
3332
|
57
|
935
|
19
|
0
|
2006
|
3015
|
68
|
947
|
2
|
2
|
2007
|
2741
|
72
|
826
|
15
|
2
|
2008
|
2181
|
75
|
810
|
5
|
4
|
2009
|
1987
|
73
|
632
|
9
|
3
|
2010
|
1730
|
78
|
569
|
10
|
1
|
(*) En 2003 se produjo el accidente del Yak-42.
(2) Ley Orgánica 1/2004, 28/12, Medidas de protección integral contra la violencia de género. Ley 31/95, 08/11, Prevención de riesgos laborales. Ley seguridad vial, 2002. Ley de partidos políticos, 2002.
(3) A día de hoy, 20 de julio, ya han muerto 34 mujeres a manos de sus parejas; la última, una muchacha de 19 años, tras recibir una paliza de su novio.
(4) Aquí y aquí.
(5) ¿Por qué pone el sistema en primer lugar a sus guardianes y a sus gendarmes? Alguien diría que están al servicio de la “patria”, como si el PIB no se construyera con las aportaciones obreras. ¿Porque están al servicio de la patria o porque garantizan la pervivencia de “esa” patria? Cada día parece estar más claro que las fuerzas de seguridad no están al servicio de los ciudadanos sino para garantizar la continuidad del sistema.
(6) Si analizásemos algunos movimientos estéticos actuales, incluso musicales, quizá nos sorprendiéramos. Unos ejemplos de una estética degradada: Lady Gagá, Sálvame o La Noria de T5, las portadas de la prensa amarillista, la exposición de un perro a la entrada de una galería de arte, atado, sin comida y sin agua.

No hay comentarios:
Publicar un comentario