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martes, 16 de febrero de 2010

Hablando de justicia




Llueve en Madrid. Empezó nevando ayer, pero hoy llueve. En la radio se preocupan por los problemas de tráfico. Y yo, que he tenido que recorrer algunas calles bajo el paraguas, me he fijado en la gente. Siempre me fijo en la gente. Algo ha cambiado en las calles de Madrid. Imperceptiblemente. Y eso se ve hoy porque hay gente a la que la lluvia no apresura. Como si no les importara mojarse. Miras y entiendes: ellos viven en la calle. Son hoy más desde hace un tiempo y más que serán mañana. Y pienso en la justicia.

Ayer recibí un correo de MSF. Resumían su trabajo en Haití desde el día del terremoto, hace ya un mes largo. En este tiempo han tratado a más de 18.000 pacientes (¿cuántos pasan al mes por urgencias en Madrid? Todo Madrid). Sin hospitales. Cirugía, traumatismos,… En sus hospitales de campaña, porque todo ha quedado derruido. Y la gente sigue estando en las calles, en las plazas, en los descampados. Con el temor a las próximas lluvias, aquí también las lluvias. Porque las aguas desatan las torrenteras y arrastran heces, residuos, basuras,… y amenazan, entonces, con nuevas enfermedades contagiosas. Pensé en la miseria. Y pensé en la justicia.

Algunos, cuando hablan de justicia, hablan de esta justicia. De la justicia que necesitan los hambrientos y los desamparados, los enfermos de SIDA en África, los que recorren errantes el desierto africano hasta las playas de las pateras, los desempleados. Ya sé que es demagogia, populismo barato, decir ciertas cosas, pero hay que decirlas: justicia que claman, mientras los que nos arrojaron a la crisis siguen cobrando los mismos sueldos, los mismos finiquitos, los mismos bonos, los mismos planes de pensiones. Hay que joderse. Una justicia elemental. Justicia.

Algunos hablan de otra justicia. ¿O deberíamos decir del derecho, de la letra? De lo que está escrito. Ya. Está escrito que tenemos derecho a una vivienda y a un trabajo digno y yo he visto hoy gente por la calle. De esta justicia hablan sus profesionales. Los que viven de leer en los libros donde están escritos nuestros derechos y obligaciones, donde debería estar escrita la salvaguarda de la otra justicia, para que no haya injusticias. Hablan de la letra, pero no hablan de justicia. Sí, ya sé que es importante la letra, pero la letra fue escrita para que se hiciera justicia, no para crear una casta de entendidos en un lenguaje que administran como sacerdotes egipcios.

Hablan de la letra de la justicia1. Y a Garzón quieren enterrarlo entre letras, con letras. No lo juzgan por sus errores, que los ha cometido, sino por la injusticia que ellos no han reparado, los crímenes que ellos no han perseguido, los muertos que no han desenterrado, las complicidades y las servidumbres que mantienen con el monstruo del pasado. Los jueces son los guardianes de la justicia, pero se olvidaron de las víctimas; no por descuido, sino por lealtad a los verdugos. Y cierran capítulo con Garzón. Se acabó.

No importan los represaliados, los fusilados, los enterrados en las cunetas. No importa el ilegal levantamiento en armas. No importa Miguel Hernández, ni García Lorca ni Antonio Machado. No importan los niños republicanos arrebatados a sus familias y entregados como propios a los fascistas. No importa la tortura. Ni la cárcel. Todo se borra, como se borró Carabanchel, ya derruida. No importan los fusilamientos firmados a última hora. Importa el papel. Sólo el papel. En realidad, ni siquiera importa el papel. Actúan por si Garzón se ha leído mal el papel, porque pudiera ser que Garzón hubiera leído bien el papel. Sólo que, si suspenden a Garzón al frente del Juzgado número 5 de la Audiencia Nacional y, luego, el Tribunal Supremo entiende que actuó ajustado a derecho, Garzón ya no podrá regresar a su juzgado, ya estará ocupado por otro. Ni siquiera quieren la justicia del papel, quieren jubilar a Garzón.

No me habléis de esta justicia. Habladme de la otra justicia.

Punto. Ahora, sí. Se ha extinguido el Canon de Pachelbel. Me quedo con Mozart. Pero eso es para mí solo. Regreso a la mesa camilla.


  1. Por cierto, les importa un comino la letra. Y como muestra, unos pocos botones: caso Gürtel en Valencia, caso Mariluz, caso Ferrín Calamita, caso Millet, caso periodistas cadena SER, Tribunal Constitucional en relación con el estatuto de Cataluña, caso clínicas abortistas, caso ácido bórico,….

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