Estamos señalados por los nombres.
Me fueron a bautizar con uno y, de repente, alguien dijo qué feo, mejor otro, y me lo cambiaron: me bautizaron con el que llevo. Años más tarde, un hermano que fue nombrado con aquel nombre falleció a los tres meses de una neumonía inexplicable. Debía ser un nombre maldito.
Yo elegí los nombres de mis hijos, cada uno se llama como se llama porque hallé un nombre para nombrarlos. Hoy sé que no se podrían llamar de otra manera. Cada uno y su nombre se confunden, son la misma cosa.
No elegí, sin embargo, los nombres de mis hijas de cuatro patas. Los nombres vinieron con ellas, aunque hubo que descubrirlos. Para la primera surgió su nombre de la magia de unos libros que mi hija leía aquéllos años. La actual vino nombrada por su origen, encontrada recién nacida en medio del campo. Su advenimiento proponía una alianza. Tampoco se podrían llamar de otra manera. Ellas y sus nombres se representan, son, en realidad, también, la misma cosa.
Las brujas saben que no hay magia sin las palabras adecuadas. Las palabras convocan o ahuyentan. Hay palabras para atraer a los buenos espíritus y palabras apotropaicas.
Nombrar es un acto creativo, se dice. O quizás es que todo acto creativo trae un nombre con el que ya estará identificado para siempre. El hombre ha ideado multitud de nombres para nombrar a dios (Yahveh, Allah,…), no sé si para representarlo, para imaginarlo, para aproximarse a él o para crearlo, para inventarlo. Quizá, por eso, se imaginó a sí mismo creado por él; de la misma forma que imaginaba o inventaba su nombre, se imaginó creado o inventado por él.
¿Con qué nombre nombraríamos a Alicia, si no se llamara Alicia, al traspasar el espejo con su magia de niña? ¿Cómo llamaríamos a Juan Salvador Gaviota si dejara de llamarse así o le arrebataran su nombre? ¿Seguiría dotando al cielo de fantasía si no se llamara Juan Salvador? ¿Se llamaría Pedro su amigo? ¿Cómo sabríamos que vuela con ellos nuestra alma viajera si ellos se llamaran de otra manera? ¿Con qué nombre llamaríamos a los poetas si mañana no tuvieran el nombre que tienen? ¿Cómo llamar a Pablo Neruda si no se llamara Pablo Neruda? ¿Seguiría siendo poesía su poesía? ¿Vibraríamos con ella? ¿Nos estremecería Residencia en la tierra o Los versos del capitán? ¿Cuál sería el nombre de Rafael Alberti? ¿Habría escrito Marinero en tierra y Los ocho nombres de Picasso? ¿Cómo se llamaría Pablo Picasso? ¿Estarían seguras las palabras? ¿Qué sucedería si mañana Shakespeare o Cervantes fueran abandonados por su apellidos? ¿Se desvanecerían Romeo y Julieta? ¿Volvería a coger Alonso Quijano su caballo, su lanza y la adarga para recorrer la llanura castellana y poner el mundo frente a su espejo?
Nuestra vida es, en buena medida, un universo de nombres. Los afectos, los encuentros, las rupturas, las emociones, los libros,… cada una tiene un nombre propio. Dices un nombre y tienes unos ojos, una emoción, un día, un poema, un aroma, el sonido de una respiración,… Todo tiene su nombre y para cada cosa hay una palabra. Conozco la palabra amante por el nombre de quien lo ha sido o la palabra amigo por el nombre de los que lo son o lo fueron. Sé lo que significa la palabra amor porque cada vez que amé tuve una palabra para nombrarlo, su nombre. Cada nombre definió, matizó, llenó de tiempo infinito la emoción, el sentimiento. No hay emoción sin nombre propio, ni sentimiento, ni sonrisa. No somos nada sin los nombres. Amas porque tiene nombre quien amas.
Así que si un día descubres que el nombre que pronunciabas no es el nombre, ese día te encuentras perdido. ¿Qué es lo que no era cierto?
NOTA:
Esta disquisición fue escrita, como otro artículo anterior, hace dos años. Tenía yo una pelea con los nombres que entonces no pudo ser resuelta. Después, sí. Hoy mantengo un combate sangriento con las palabras por otras razones. No venceremos ninguno, es un combate duro pero amigable, y nos dejará heridas. Espero que las cicatrices guarden, bajo su costra, los mensajes necesarios para encontrar parte de la luz que todavía nos falta.
Item más: esta entrada lleva programada desde hace un par de semanas. Los acontecimientos la han ido desplazando para dejar hueco a otros comentarios de actualidad. Espero que éste sea el último intento, aunque no es seguro (tengo entradas programadas desde agosto que tal vez ya nunca sean colgadas). Allá va.
Item más: esta entrada lleva programada desde hace un par de semanas. Los acontecimientos la han ido desplazando para dejar hueco a otros comentarios de actualidad. Espero que éste sea el último intento, aunque no es seguro (tengo entradas programadas desde agosto que tal vez ya nunca sean colgadas). Allá va.
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