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viernes, 16 de septiembre de 2011

Un mundo de cuerdos



Decía el otro día León Felipe: ya no hay locos, amigos, ya no hay locos, todo el mundo está cuerdo, terrible, monstuosamente cuerdo.
León Felipe escribía desde el exilio.
Quizás hoy sólo se pueda vivir desde el exilio. Y en el exilio.
París es el exilio.
Vivimos en un mundo que se derrumba. No sé si hoy, mañana, la semana que viene o dentro de diez años quedará reducido a escombros. Quedará reducido a escombros. Hubo quienes propusieron cambiarlo: los marxistas, los ecologistas, los decrecentistas,... Y no les hicimos caso. Los lunáticos. Los poetas. Los locos. Son lunáticos, cómo vamos a tomar en cuenta a unos lunáticos. Se derrumba el mundo. Aunque algunos tratan de apuntalarlo, quizás porque temen que la hecatombe también los arrastre a ellos. Los amos de los ladrillos no quieren que se nos derrumbre el mundo. Pero quedará reducido a escombros. Y ni siquiera ya los escombros los reconoceremos. Y ni siquiera ya en los escombros nos reconoceremos.
Qué nos importa a ti y a mí que se derrumbe el mundo. ¿Qué arrastrará de nosotros la caída? Nada. Porque no hay nada de nosotros en este mundo. Hace tiempo que elegimos un camino que no pasa por este mundo y cuando nos cruzamos nos miramos como extraños. Somos extraños. Este mundo no es el nuestro. Lo que en él había de nosotros feneció hace tiempo.
Tú quieres la justicia. Ellos hacen números.
Tú hablas con el corazón. Ellos, con la cabeza. No han entendido que el corazón es la mejor cabeza.
Tú dices: cultura. Y ellos le ponen un precio. No entienden que la cultura es el sedimento que tú has ido dejando a lo largo del tiempo.
Gritan desde la atalaya: ¿cómo pretendéis cambiar el mundo si no tenéis otro mundo nuevo.
La voz del amo.
Y dicen desde el pie de la muralla: no sé si estamos preparados para organizar otro mundo alternativo.
La voz del miedo.
Este mundo se nutre de nuestro miedo.
Perded el miedo y ya no habrá mundo viejo.
¿Qué perderemos si perdemos el miedo? Nada pierde quien nada tiene. La utopía no es nada y sólo tenemos la utopía.
La muchacha que se quema los pechos para evitar la violación. Un ladrillo.
La mutilación genital femenina. Un ladrillo.
Los muchachos de la guerra. Un ladrillo.
Guantánamo, Abu Ghraib,... Un ladrillo.
Quienes fabrican nuestros calzados o confeccionan nuestra ropa en régimen de esclavitud. Un ladrillo.
Los cientos de miles de muertos de Afganistan e Iraq para perpetrar una venganza. Un ladrillo.
La medicina como negocio. Un ladrillo.
La xenofobia, el racismo,... Un ladrillo.

Somalia, Haití, Bangladesh,... Un ladrillo.
Grecia, Portugal, Irlanda,... Un ladrillo.
Los excluidos. Un ladrillo.
La incultura. Un ladrillo.
La injusticia. Un ladrillo.
..........

Los cuerdos construyeron un castillo de ladrillos al que llamaron mundo y se refugian dentro. Nosotros estamos fuera. Quisiéramos ser como el loco cervantino.
Conocemos los ladrillos del edificio. ¿Y los cimientos? Los amos y el miedo.

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