Decía
el otro día León Felipe: ya no hay locos, amigos, ya no hay locos,
todo el mundo está cuerdo, terrible, monstuosamente cuerdo.
León
Felipe escribía desde el exilio.
Quizás
hoy sólo se pueda vivir desde el exilio. Y en el exilio.
París
es el exilio.
Vivimos
en un mundo que se derrumba. No sé si hoy, mañana, la semana que
viene o dentro de diez años quedará reducido a escombros. Quedará
reducido a escombros. Hubo quienes propusieron cambiarlo: los
marxistas, los ecologistas, los decrecentistas,... Y no les
hicimos caso. Los lunáticos. Los poetas. Los locos. Son lunáticos,
cómo vamos a tomar en cuenta a unos lunáticos. Se derrumba el
mundo. Aunque algunos tratan de apuntalarlo, quizás porque temen que
la hecatombe también los arrastre a ellos. Los amos de los ladrillos
no quieren que se nos derrumbre el mundo. Pero quedará reducido a
escombros. Y ni siquiera ya los escombros los reconoceremos. Y ni
siquiera ya en los escombros nos reconoceremos.
Qué
nos importa a ti y a mí que se derrumbe el mundo. ¿Qué arrastrará
de nosotros la caída? Nada. Porque no hay nada de nosotros en este
mundo. Hace tiempo que elegimos un camino que no pasa por este mundo y cuando nos cruzamos nos miramos como extraños. Somos extraños. Este mundo no es el nuestro. Lo que en él había de
nosotros feneció hace tiempo.
Tú
quieres la justicia. Ellos hacen números.
Tú
hablas con el corazón. Ellos, con la cabeza. No han entendido que el
corazón es la mejor cabeza.
Tú
dices: cultura. Y ellos le ponen un precio. No entienden que la
cultura es el sedimento que tú has ido dejando a lo largo del
tiempo.
Gritan
desde la atalaya: ¿cómo pretendéis cambiar el mundo si no tenéis
otro mundo nuevo.
La voz
del amo.
Y dicen
desde el pie de la muralla: no sé si estamos preparados para
organizar otro mundo alternativo.
La voz
del miedo.
Este
mundo se nutre de nuestro miedo.
Perded
el miedo y ya no habrá mundo viejo.
¿Qué
perderemos si perdemos el miedo? Nada pierde quien nada tiene. La
utopía no es nada y sólo tenemos la utopía.
La
muchacha que se quema los pechos para evitar la violación. Un
ladrillo.
La
mutilación genital femenina. Un ladrillo.
Los
muchachos de la guerra. Un ladrillo.
Guantánamo,
Abu Ghraib,... Un ladrillo.
Quienes
fabrican nuestros calzados o confeccionan nuestra ropa en régimen de
esclavitud. Un ladrillo.
Los
cientos de miles de muertos de Afganistan e Iraq para perpetrar una venganza.
Un ladrillo.
La
medicina como negocio. Un ladrillo.
La
xenofobia, el racismo,... Un ladrillo.
Somalia,
Haití, Bangladesh,... Un ladrillo.
Grecia,
Portugal, Irlanda,... Un ladrillo.
Los
excluidos. Un ladrillo.
La
incultura. Un ladrillo.
La
injusticia. Un ladrillo.
..........
..........
Los
cuerdos construyeron un castillo de ladrillos al que llamaron mundo y
se refugian dentro. Nosotros estamos fuera. Quisiéramos ser como el
loco cervantino.
Conocemos
los ladrillos del edificio. ¿Y los cimientos? Los amos y el miedo.
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