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viernes, 8 de julio de 2011

Bildu (1)



En un comentario sobre la entrada “La resaca electoral”, una amiga dice: “Te has dejado lo de Bildu y los resultados que ha obtenido, que para mí no tiene nombre...” No me lo dejé, es que no era un tema de resaca electoral. Va más allá. Tampoco creí que debiera ser el centro de la reflexión, ni de comentario siquiera, en ese momento. Ni tampoco en éste. El núcleo de la reflexión, tras los resultados electorales y en el momento actual, quizá debiera ser el siguiente: las cifras contundentes obtenidas por el PP, a pesar de la corrupción y de la crisis económica, cuyo origen está en las políticas neoliberales que el PP representa; el fracaso estruendoso de la izquierda, de toda la izquierda, incapaz de encontrar un discurso propio, y, en consecuencia, de plantear soluciones alternativas a las del FMI y la UE, y, sobre todo, el fenómeno 15M. Del 15M ya hemos hablado unas pocas veces, más desde la emoción que desde la disección, y seguiremos hablando, porque esta bitácora es tributaria del quincemayismo, sin quincemayismo no habría bitácora. De la incapacidad de la izquierda reflexionaremos en una próxima entrada, con motivo del enésimo manifiesto de un autodenominado grupo de intelectuales inquietos. Y buscaremos ocasión para reflexionar sobre los resultados de la derecha. Por otra parte, ya se han constituido los ayuntamientos, diputaciones y demás órganos de gobierno locales derivados del 22M y no se ha producido ninguna hecatombe, aunque hubo catastrofistas que la anunciaron, sino que todo se ha desarrollado con la normalidad que era de esperar en una sociedad moderna. De producirse alguna hecatombe, acontecerá a medio plazo y seguramente estará relacionada, esencialmente, con la irrupción arrolladora de la derecha y la desaparición de la izquierda del poder local, no con la presencia de Bildu en los ayuntamientos. Las consecuencias de los resultados del 22M en la política española están por ver, pero ya prevemos, sin ser profetas, efectos muy negativos y de muy largo alcance.

Así que hablemos de Bildu (recogidos, reunidos, agrupados, en euskera) ahora que ha pasado un tiempo.

Es un reto interesante el que lanzó mi amiga. Porque hablar de Bildu conduce a reflexionar sobre democracia, libertad, terrorismo, nacionalismo, derechos humanos, quizá de sicología social (Erich Fromm se pondría las botas) y, desde luego, de hipocresía y cinismo. Conduce a reflexionar, por extensión, sobre los momentos convulsos que vive ahora el mundo, aunque parezca exagerado, con la democracia y la libertad en entredicho en todas partes, en franco retroceso desde luego -nunca han estado más débiles la democracia y la libertad en el mundo; de ahí la frescura de un movimiento como el 15M y otros movimientos paralelos en el norte de África y Europa-, acosadas por el terrorismo, los mercados y las guerras, que parecieran haberse compinchado, como instrumentos de dominación -tres jinetes para un apocalipsis moderno (¿serán la desigualdad y la injusticia, con el hambre y la enfermedad, el cuarto?)- o como dogal, una cuerda de tres cabos bien trenzados. Y conduce, desde luego, a poner nombre a ciertas cosas. Tiene razón mi amiga: no es bueno que haya cosas sin nombre.

Sorprende que los dos grandes partidos, PSOE y PP, no hayan hecho comentario medianamente riguroso sobre el tema, en cuanto reflexión me refiero: sus lugares comunes ya los conocemos, y los trastos que se tiran unos a otros a la cabeza, también. Tampoco UPyD ni IU, éstos últimos embrollados en la debilidad a la que los conduce su extravío. Especialmente sorprende la ausencia de análisis en PP y UPyD, cuyo interés por impedir la presencia abertzale en las elecciones vascas les llevó a acusar al Gobierno de traición si no conseguía evitarlo. Quizá no tengan otro argumento que ETA para hacer política en Euskadi y casi ningún otro para hacerla en España. La derecha siempre se ha servido de los “malos”, históricamente, incluso para justificar la represión o tratar de ganar unas elecciones. El PP llegó a afirmar expresamente que los terroristas de ETA se presentaban el 22M a las elecciones, olvidando aviesamente que Bildu es una coalición electoral. Intereconomía y Telemadrid lo continúan diciendo. Empero, desde ese punto de vista, el fascismo o el franquismo, que es lo mismo, se lleva presentando en España a las elecciones desde el 15 de junio de 1977, a través de AP o UCD primero, o del PP, después, pues AP, UCD y PP son los únicos y auténticos herederos del viejo régimen totalitario, por la pervivencia de representantes del franquismo en sus filas, por la coincidencia de valores o por la defensa que hacen de la memoria franquista y de sus jefes, Franco y José Antonio, incluidos (Esperanza Aguirre, por ejemplo, no hace mucho). Desde luego, tanto en el parlamento español como en el europeo se han negado a expresar su rechazo al franquismo.

Cuando toca reflexionar (sobre todo, si supone revisar planteamientos prejuiciosos y machacones previos), los políticos al uso se salen por la tangente. También los intelectuales al uso, no nos engañemos; incluso, los que no están al servicio de intereses bastardos. Sorprende que sea ahora, tras la constitución de los ayuntamientos, diputaciones y comunidades, cuando digan algo, aunque lo que afirman carece de contenido político; en realidad, sacuden el espantajo de Bildu para lanzarse acusaciones unos a otros de colocar a la coalición en el poder local, como si Bildu fueran la sarna o una banda de delincuentes, como si Bildu no hubiera salido de las urnas. Bildu está donde lo ha colocado la voluntad de los vascos, no lo olvidemos. Juan Karlos Izaguirre, de Bildu, tiene la misma legitimidad para presidir el ayuntamiento de San Sebastián que Alberto Ruiz-Gallardón, del PP, para presidir el de Madrid.

En el fondo de todos los debates, aun sin decirlo expresamente, está la vinculación, supuesta o real, de Bildu (o Sortu o Batasuna o lo que sea, cualquiera que huela a abertzale) con ETA, es decir, con el terrorismo. Hay un automatismo sicológico que mezcla y asocia siglas y propuestas abertzales con ETA y el terrorismo, sin que eso ocurra con CiU, por ejemplo, que hace planteamientos muy parecidos en autogobierno e independencia, incluso.

Parafraseando a Erich Fromm: si queremos combatir el terrorismo (Fromm se refería al fascismo), tenemos que entenderlo. Y eso significa, también, entendernos, porque los efectos del terrorismo están esencialmente ligados al miedo -terrorismo, terror- individual y colectivo. Ese es, por otra parte, su propósito: atenta para aterrorizar. Es decir, particularmente en nuestro caso, entender los mecanismos y las razones que se hallan tras el terrorismo de ETA, y entender los motivos, muchas veces nada razonables, de nuestro comportamiento frente a ese terror y frente a quienes, compartiendo aspiraciones y objetivos con los terroristas, no tienen nada de tales.

Anotación incidental: Hitler llegó al poder tras unas elecciones democráticas. No pretendo sugerir que Bildu sea el fascismo -o el estalinismo, su sosias, aunque estalinismo y ETA tengan coincidencias-, nada más lejos de mi propósito, no es el terrorismo, ni el fascismo, ni el estalinismo. Quiero decir que, cuando una sociedad no reflexiona, aparecen los fantasmas y, a veces, la devoran. A falta de reflexión y, sobre todo, de honestidad en esa reflexión corremos el riesgo de rodearnos de fantasmas. Los alemanes se alejaron de la reflexión y entregaron la gestión de sus fantasmas al nazismo. Aquí corremos el riesgo de inventar fantasmas y luego entregar su gestión a la AVT, a Mayor Oreja y a sus sosias o a cualquier variante del Aznar provinciano y autoritario, a cualquiera de los muchos cretinos ilustrados que hoy tratan de erigirse en salvadores. Hitler fue el primer bobo que gobernó un país y estuvo a punto de gobernar Europa y el mundo. En este orden de extravíos están las reacciones a la elección de San Sebastián como capital europea de la cultura (recuerdo que fue una propuesta promovida y defendida por el anterior alcalde, Odón Elorza, del PSOE).

Hagamos un esfuerzo por entender y entendernos. Intentemos aparcar los prejuicios y tratemos de reflexionar. Eso significa ceñirse a los hechos.

De entrada, conviene hacer algunas precisiones:

1.- Bildu es una coalición electoral, ha sido votada por los ciudadanos vascos y su presencia en las instituciones se deriva de ese respaldo exclusivamente. Que el presidente del PP guipuzcoano haya denunciado amenazas y presiones de Bildu no hacen sino probar su cretinismo y el de la derecha española -y españolista-, que prefiere moverse entre la especulación y la mentira, antes que aceptar los hechos y afrontarlos. Lo primero que ha de hacer un político y, por extensión, un demócrata, es aceptar los resultados de las urnas y defenderlos. Después, si no le satisfacen, combatirlos, es decir, tratar de convencer a la ciudadanía para que modifique su voto en la siguiente cita electoral.

2.- Bildu lo forman EA, la vieja escisión radical del PNV -de derechas-, una escisión de EB, la marca de IU en Euskadi, y un buen número de independientes ligados al abertzalismo radical, con toda seguridad relacionados con HB o en su órbita. Y HB, especialmente, y el abertzalismo, en general, se suelen relacionar por ignorancia, a veces, por mala fe, en otras, y con razón, en algunas ocasiones, con ETA y el terrorismo independentista vasco. Tan legítimo como asociar el sionismo con el Gobierno de Israel o el terrorismo separatista saharui con el Frente Polisario. Sin embargo, a nadie se le ocurre hoy asociar a Gerry Adams con el terrorismo, a pesar de haber sido miembro del IRA en el pasado, como a algunos miembros del PSOE (los provenientes de la vieja EE, procedentes de ETA político-militar) o del EPK con el terrorismo etarra.

Independentismo y terrorismo no son lo mismo. El primero es una opción política legítima y el segundo, un medio criminal para alcanzar ciertos fines políticos, que la mayor parte de las veces se acaba convirtiendo en excusa para la subsistencia de la banda, un fin en sí mismo, una especie de negocio sangriento, aunque éste sería probablemente otro debate. A estos efectos, recuerdo bandas terroristas como Brigadas Rojas, Baader Meinhof o Grapo, en absoluto independentistas. O más alejada de nuestra cultura europea, Al Qaeda. Se puede defender el independentismo sin ser terrorista. Es lo que hace CiU o ERC en Cataluña o el Frente Polisario actual en el Sahara.

4.- Bildu surge como consecuencia de la ilegalización torticera de un partido político, Sortu (crear, creación, en euskera), con el que pretendían presentarse precisamente a las elecciones los abertzales(1).

5- El número de votos de Bildu supera con mucho (casi lo dobla) el respaldo que obtuvo HB en 1996, últimas elecciones en las que participó antes de ser ilegalizada. Si se observa el histórico(2) de los resultados electorales, los actuales votos de Bildu proceden, casi exactamente, de sumar los de HB con los de EA y con las pérdidas de EB. La primera consecuencia es que el voto ideológico en Euskadi, y el voto independentista lo es, es históricamente fiel a las siglas que representa dicho independentismo y supone aproximadamente el 20% del censo electoral (basta sumar Bildu, Aralar y otras pequeñas formaciones), es decir, superior al 30% de los votantes, casi una de cada tres papeletas.

Por lo tanto, dada la contundencia y claridad de los datos -datos = voluntad de los ciudadanos-, no nos queda sino aceptarlos y tratar de entenderlos. Es decir, reflexionar y tratar de poner nombre a las cosas.

Primer nombre. La estrategia del PP/PSOE ha sido contundentemente derrotada en los tribunales y en las urnas. Y no sería de extrañar que se produzcan nuevas derrotas cuando se pronuncie el TC sobre la denegación de inscripción de Sortu y, sobre todo, cuando se pronuncie el tribunal de Estrasburgo sobre los recursos presentados por los aberzales.

Tras el atentado de la T4, que precipitó el fracaso de la última tanda de negociaciones entre ETA y el Gobierno, PSOE y PP pactaron la Ley de Partidos, con la que pretendían arrinconar políticamente, perseguir judicialmente y aislar socialmente a ETA y su entorno, especialmente Batasuna y sus derivados o sucesores. Muchos especialistas, sin poner en duda la necesidad de una Ley de Partidos, señalaron severas objeciones por cuanto parte del articulado parecía estar redactado para excluir de las elecciones al independentismo vasco. De hecho, el uso torticero de la ley para impedir que una coalición comparezca en las urnas encalló en el TC, y los ciudadanos vascos han optado por apoyar a Bildu. Las leyes penales están para perseguir las conductas que se acreditan delictivas, no para presumirlas y realizar acciones preventivas.

Segundo nombre. Que los objetivos de un partido político o una coalición electoral coincidan, en todo o en parte, con los de una banda terrorista no convierten al partido ni a la coalición electoral en terrorista. Ejemplos anteriores: PNV, EA y Aralar, en Euskadi; ERC, CiU y DC, en Cataluña. Consecuencia: Bildu no tiene nada que ver con ETA. Porque nadie ha podido demostrar otra coincidencia que los objetivos.

Tercer nombre. El terrorismo no es una opción política (aunque pretenda presentarse de ese modo algunas veces) sino un puro y simple sistema criminal. En ese sentido, se diferencia del fascismo, que sí es una opción política, aunque totalitaria y, finalmente, también criminal. El terrorismo no es una opción política, aunque opera sobre opciones políticas alterándolas. Ahora bien, cuando hay opciones o reivindicaciones políticas que se expresan a través de actos terroristas o cuando el terrorismo se esconde tras ellas para actuar o cuando uno y otras se entremezclan y disfrazan, la sociedad tiene la obligación de preguntarse por qué. ¿Qué ha conducido al terrorismo a opciones que podrían y deberían expresarse por medios pacíficos? Ejemplos, aparte de Euskadi: Armenia, Chechenia, kurdos, Al Qaeda, sionismo, Hezbolá,... Y encontrar respuestas, no sólo la respuesta fácil de la persecución y la represión, que acaban convirtiendo la persecución y la represión a los terroristas en persecución y represión de toda la sociedad donde esos fenómenos tienen lugar. Y, junto al por qué, un riguroso examen de conciencia, porque el terrorismo tampoco es un fenómeno lineal ni sólo una cosa de los "otros". O, circunscribiéndonos a Europa, ¿es lo mismo, IRA, ETA, Brigadas Rojas y Baader Meinhof? Para quien no tenga memoria recordaré que el Partido Andalucista consideraba, no hace mucho, a Gadaffi un revolucionario, mantuvieron estrechas relaciones con él y de él recibieron financiación, y no por eso a nadie se le ha ocurrido hacerle responsable de sus atrocidades en Libia ni tachar al PA de terrorista.

Cuarto nombre. La mezcla tendenciosa de intereses legítimos y espurios. Uno tiene la impresión de que, con demasiada frecuencia, algunos partidos han utilizado la amenaza del terrorismo para hacer política general, escondiendo, tras la verborrea del miedo -real, por otra parte- su incapacidad para plantear alternativas y proponer proyectos de gobierno a la sociedad. ¿Alguien podría explicar qué política hay detrás de UPyD? ¿O qué proponen Mayor Oreja, María Sangil y toda la saga más dura y reaccionaria del PP, Aznar entre ellos, al margen del espantajo del terrorismo?

Quinto nombre. La persistencia de la aberración nacionalista, tanto centralista como periférica, más propia del siglo XIX , con los movimientos independentistas y anticolonialistas, y, si se me apura, de finales del siglo XV y principios del XVI, con la configuración de las naciones estado, asociadas, a veces, a diferencias o identidades religiosas. Todo ello mezclado con supuestas ideologías de signo étnico, próximas al racismo, como el nacionalismo de Arana (no sé si recordamos aquello del Rh-) o el españolista de Pelayo y Covadonga.

Sexto nombre. El odio y la incomprensión mutua. Éste es el nombre más terrible de todos, porque dificulta la gestación de un pacto de convivencia para la sociedad vasca que supere, aunque no resuelva por entero de la noche a la mañana, las diferencias entre todas las partes, víctimas y verdugos -de unos y otros los hay en los dos lados-, lo sean realmente o porque han asumido ese papel. En este aspecto tienen una especial responsabilidad organizaciones como la AVT, al servicio de los halcones del PP y sus consignas, y otras asociaciones de víctimas, los partidos políticos y, especialmente, la sociedad vasca articulada en torno a sus instituciones locales y educativas, la universidad en primer lugar. Si no se hace una profunda reflexión sobre el dolor y el daño, jamás se superará la fractura que ha supuesto la violencia.

Séptimo nombre. La alineación partidaria de jueces y tribunales. Éste es otro debate, pero lo esbozo. Si alguien entiende que hay de verdad justicia en España al margen de ideologías, o está ciego y sordo o está al caer del guindo. ¿Alguien cree honestamente que, cuando los miembros del TC, por ejemplo, examinan un litigio lo hacen circunscribiéndose al objeto jurídico de debate, es decir, el tema planteado y la Constitución Española? ¿Acaso no sabemos de antemano cuál será el resultado de la votación en función de quien propuso a cada magistrado? La sentencia del TS sobre Sortu, como otras relacionadas con los vasco y lo abertzale, están contaminada por las decisiones previas de los dos grandes partidos.

Octavo nombre. Finalmente, fenómenos de orden sicológico, porque las sociedades, aparte de aspiraciones, necesidades e ideas, claridades y contradicciones, están sujetas a procesos que incluyen la inseguridad, el temor, la angustia, las obsesiones asentadas durante siglos. Una sociedad no es sino un individuo complejo. El de la sicología social también es otro debate, aunque conviene apuntarlo.

Al final, el asunto se reduce a unas pocas preguntas sencillas. ¿Por qué el fenómeno del terrorismo? ¿Por qué en Euskadi? ¿Qué tiene de específico el terrorismo vasco? ¿Por qué su pervivencia tras 35 años de democracia? ¿Por qué es tan amplio el respaldo a las tesis abertzales? ¿Cuáles son las razones del encono? ¿Hasta dónde llega la responsabilidad de las sociedades española y vasca, y de los políticos, en particular, en el fenómeno? ¿No será, en buena parte, un producto de storytelling(3)?

No lo sé. Apenas soy capaz de pergeñar el esbozo de algunas respuestas. Lo seguro es que sin reflexión no habrá respuestas, aunque con la reflexión sólo hallemos unas pocas y, quizá, para nuestro martirio, añadamos nuevas preguntas. Mañana más.



NOTAS:

(1) Acerca de Sortu.

Aceptamos como punto de partida que Sortu fuera el alter ego de Batasuna (unidad, en euskera). Puede discutirse, pero es una hipótesis plausible, parecen bastante claros los vínculos, tanto ideológicos como organizativos o de procedimiento. Por lo tanto, de acuerdo: Sortu era un embarazo extrauterino de Batasuna. Ahora bien, ¿por qué instar la denegación de la inscripción (no la ilegalización, porque un partido no es legal hasta que no está inscrito) y, sobre todo, por qué los jueces acuerdan la misma? Más aún: ¿por qué el TS, con los mismos argumentos que para Sortu, deniega la inscripción de Bildu -aun cuando Sortu y Bildu no son jurídicamente lo mismo-, que luego autoriza el TC por no encontrar razones legales para ello? No son preguntas menores, porque las respuestas quizá no se hallen entre las razones jurídicas, sino entre las políticas y, sobre todo, entre las sicológicas, es decir, en la apuesta por librarse de un competidor en Euskadi y congraciarse con el electorado españolista, y en los monstruos que se encuentran o se inventan en el abertzalismo. Y en esto coinciden curiosamente PSOE, PP y UPyD.

Las sentencias que deniegan el derecho de Sortu a ser inscrito en el registro de partidos políticos no reflejan contravención alguna de la Ley de Partidos por sus estatutos constitutivos. ¿Entonces? La respuesta está en el recurso de la fiscalía y la abogacía del estado, así como en el acuerdo de los jueces del TS y el TC: se deniega a Birtu su inscripción como partido por sus vínculos con Batasuna o, mejor dicho, por la pertenencia a Birtu de algunos miembros de Batasuna, que sí fue ilegalizado por vulnerar la ley de partidos. Por lo tanto, no impiden la inscripción de Birtu como consecuencia de la comisión de algún ilícito, sino porque se presume la comisión de ilegalidades en el futuro. Es decir, se aplica la ley de partidos con carácter preventivo, por si acaso: no has sido malo -todavía- pero puedes ser malo y queremos evitarlo.

Recuerdo aquí entre paréntesis: Batasuna fue ilegalizado por no condenar expresamente el terrorismo de ETA. Y constato: AP, primero, y PP, después, su heredero, nunca han condenado las atrocidades del franquismo, se han negado a suscribir cualquier acción de condena del fascismo, mantienen los nombres de fascistas y reconocidos asesinos en las calles de los pueblos que gobiernan. Y pregunto: ¿por qué nadie insta la ilegalización del PP? Sortu no sale de la nada, sale del mundo de Batasuna y de ETA. ¿De dónde sale el PP, sino del mundo de la terrorífica dictadura franquista?

En un artículo publicado el 19/02/11 en El País, Pérez Royo afirmaba: “La interpretación más favorable al ejercicio de los derechos fundamentales es un principio consolidado en la interpretación jurídica en general y en la interpretación constitucional en particular en todos los países democráticos. La interpretación de las normas jurídicas debe favorecer y no obstaculizar el ejercicio de los derechos que la Constitución reconoce”. Recuerdo a este respecto que los derechos a elegir y ser elegido son dos de los derechos fundamentales, que consagra la Constitución Española (arts. 23 y 9.1), y, por lo tanto, irrenunciables, inalienables, universales, indivisibles, permanentes, imprescriptibles, inderogables, que nadie puede ni debe constreñir, por lo que sólo en casos excepcionales y perfectamente tipificados por la ley pueden ser suspendidos.

Para entender el mecanismo sicológico que se halla tras la resolución que deniega la inscripción a Sortu, recordamos algunas observaciones de Peces Barba (El País, 24/03/11) al respecto: si Sortu “mantiene esta tesis de la condena generalizada” [se refiere a la condena que hace de la violencia y del terrorismo, en general, en sus estatutos] el tribunal la considerará ilegal, porque “es necesaria una condena específica de todo lo que ha pasado”. ¿Quiere decir Peces Barba que condene uno a uno todos los atentados? ¿Todos? Y añade que, en cualquier caso, ve “errores tácticos” en el planteamiento de Sortu, y pone un ejemplo: “uno de los signos de su continuidad [con la ilegalizada Batasuna] es el propio señor Íñigo Iruin [que intervino en la redacción de los estatutos y en su presentación en el rergistro], que era el defensor de las causas de ETA”. ¿Quiere decir Peces Barba que si eres abogado y defiendes a un criminal pasas a ser sospechoso de asesinato o, lo que es peor, conviertes en sospechoso de asesinato a cualquiera que pase por tu despacho? Éstas son las aberraciones lógicas derivadas de las claves sicológicas con que se contaminan Peces Barba y los tribunales.

En el mismo artículo reseñado, añade Pérez Royo: “Políticamente es muy explicable que existan reservas e incluso oposición al reconocimiento legal de Sortu. Pero es muy difícil hacerlas valer jurídicamente. El derecho de participación es el derecho constitutivo de la igualdad. Los españoles somos iguales porque participamos en condiciones de igualdad en la formación de la voluntad general en todos los niveles de nuestra fórmula de gobierno constitucionalmente definida. (…) Es el derecho a través del cual se hace real y efectivo el principio de autodeterminación constitutivo de una sociedad como democrática. Posibilitar el ejercicio del mismo es la primera exigencia de todo Estado democrático”. Pues eso.

(2) Histórico de votos en Euskadi, 1996/2011:


2011 2007 2008 2004 2000 1996













BILDU 276.134 15,97







154.853 8,72
PNV 325.968 18,85 308.624 17,22 306.128 17,19 420.980 23,34 347.417 19,19 315.793 17,78
PSOE 177.248 10,25 241.553 13,48 430.690 24,18 339.751 18,83 266.583 14,72 298.499 16,81
PP 146.729 8,49 153.258 8,55 209.244 11,75 235.785 13,07 323.235 17,85 231.286 13,03
ARALAR 32.113 1,86 6.117 0,34 29.989 1,68 38.560 2,14



EA

69.764 3,89 50.371 2,83 80.905 4,48 86.557 4,78 103.628 5,84
EB-B 34.951 2,02 75.614 4,22 50.403 2,83 102.342 5,67 62.293 3,44 116.133 6,54
RESTO 67.767 3,92 116.424 6,50 31.810 1,79 13.105 0,73 23.234 1,28 21.555 1,21













SUMA 1.060.910 61,35 971.354 54,19 1.108.635 62,24 1.231.428 68,26 1.109.319 61,27 1.241.747 69,93













NULOS 15.093 0,87 89.668 5,00 11.194 0,63 104.017 5,77 12.299 0,68 8.777 0,49
BLANCOS 23.918 1,38 19.707 1,10 20.682 1,16 16.889 0,94 34.381 1,90 19.551 1,10













VOTANTES 1.099.921 63,61 1.080.729 60,29 1.140.511 64,03 1.352.334 74,97 1.155.999 63,84 1.270.075 71,53













ABSTENCIÓN 629.265 36,39 711.691 39,71 640.629 35,97 451.603 25,03 654.667 36,16 505.605 28,47













TOTAL 1.729.186
1.792.420
1.781.140
1.803.937
1.810.666
1.775.680


OBSERVACIONES:
Los porcentajes están calculados sobre el número total de votantes. De este modo, en nuestra opinión, se refleja mejor la representatividad de las opciones políticas. Se observa que la opción ganadora siempre es la misma por amplia mayoría: la abstención. ¿Por qué no reflexionamos sobre este hecho tan dramático? ¿Por qué no reflexionan los políticos profesionales?

(3) Storytelling, la máquina de fabricar historias y formatear las mentes, es un libro de Christian Salmon, Ed. Península. El título expresa bien el contenido. En ese contexto cabría tanto “la niña” de Rajoy, como la creación de escenografías y mensajes, tanto en prensa como en declaraciones a los medios, para hacernos creer que Zapatero está manteniendo negociaciones secretas con el presidente de Zuquistán para criar un abejorro maléfico. Productos típicos de storytelling son las guerras de Irak y Afganistán, como lo fue en España el 11S, con el gobierno de Aznar tratando de mantener la tesis de la autoría de ETA hasta última hora, aún a sabiendas, desde la mediodía del mismo 11S, que era falsa. Ahí se ve hasta qué punto ETA da dividendos políticos y se la convierte en instrumento de los más rastreros intereses electorales, en contra del más elemental sentido de la verdad. Y ahí se ve el primer efecto del storytelling, el del formateo de mentes y conciencias, porque el próximo presidente del gobierno será alguien que participó en aquellas tramas de falsificación miserable.

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