Declaración de los derechos del libro
Dice Jean Paul Sartre: "Incluso el pasado puede modificarse; los historiadores no paran de demostrarlo".
Y Antonio Machado:
"Ni el pasado ha muerto,
ni está el mañana
ni el ayer escrito".
Cuando salía de la Facultad hace más de 40 años, un muchacho oyó que un policía le decía a otro: “Vamos a la verbena, a divertirnos dando unos buenos porrazos”. Al rato, otro le puso la porra en el pecho y le dijo: “Por aquí no puedes pasar”. Desde la Facultad de Ciencias no podía subir por al Avenida Complutense hacia Moncloa. Voy a Moncloa y éste es el camino de Moncloa. Por aquí no se puede pasar. Entonces la policía vestía de gris y ocupaba la Universidad como si fuera su casa, o como si fuera un burdel. Por la tarde, en una reunión de trabajo para un seminario, un compañero apareció con el cuerpo amoratado, con dificultades para andar: otro policía lo había apaleado hasta la extenuación desde su caballo. No sabía cómo había podido escapar por el bosquecillo cercano a Medicina. No hubo reunión: alguien conocía a un estudiante de medicina de último año que estaba de guardia en el Hospital Clínico, y allí llevaron al compañero.
Era la policía de hace más de 40 años. Franco era el Jefe de Estado, a quien sólo cesaría la parca de la guadaña.
El otro día me preguntaba qué le dirían aquellos policías del ensañamiento de Plaza de Cataluña a sus hijos, durante la comida, o a sus amigos, durante el café. Me preguntaba cómo los seleccionan, cómo los preparan en las academias, qué valores y principios les inculcan, cuáles y cómo serán sus profesores, qué dicen sus libros de texto. Han de tener una preparación muy especial para que los apaleamientos de Plaza Cataluña a uno le recuerden el comportamiento de los perros entrenados para la pelea, que muerden hasta destrozar a su adversario, con la diferencia de que aquí no hay contrario, sino una persona pacífica, sentada en el suelo con los brazos en alto.
Leía la noticia del policía de Barcelona que ha descrito en facebook su decepción por no participar en los apalizamientos, y me he acordado de la anécdota universitaria y he recordado las preguntas del otro día. Y la respuesta es que, en lo sustancial, no ha cambiado casi nada. Creíamos que había cambiado, pero estábamos equivocados. Entonces perseguían estudiantes por vagos y comunistas y hoy persiguen demócratas que quieren cambiar el mundo por perroflautas. La clasificación de buenos y malos la hacían entonces Franco y sus secuaces, y hoy la hacen ciertos patricios de la democracia, como el presidente de la Generalitat, y sus jefes de gabinete.
El 15M y los hechos de los últimos años son historia de España. ¿O no son historia? ¿O quedarán en anécdotas de abuelo Cebolleta? ¿Cómo describirá este proceso de rebeldía pacífica y democrática la próxima edición del Diccionario Biográfico Español que edite la Real Academia de la Historia? Ahora sé que Franco fue un patriota que salvó a España de caer en la noche de los tiempos y que Aznar es un estadista desafortunado a causa del accidente del Prestige y los atentados del 11S. Sánchez Dragó, que hace unos meses alardeaba de beneficiarse a jovencitas japonesas de 13 años sin que eso pueda llamarse pederastia, está de acuerdo. Y añade, refiriéndose a Franco: "No fue Hitler, Stalin, Mao Tsé Tung, Fidel Castro (...). Si no te metías en política te dejaba vivir bastante en paz". Esta última frase es una tautología: con Hitler, bastaba no ser judío, gitano o comunista, y con Stalin, Mao Tsé Tung y Fidel Castro, como con Franco, bastaba no discrepar, con Franco, sobre todo, era muy peligroso ser masón o comunista, quienes callaban "vivían" bastante en paz, como los ocupantes de las tumbas.
Lamento haber estado ciego todos estos años. A ver cómo les explico esta nueva versión de la historia a mis hijos, a quienes había contado que Franco fue un dictador feroz y desalmado, responsable de centenares de miles de asesinatos, y que Aznar es un neoconservador mentiroso, responsable, entre otras cosas, de la guerra de Iraq y de la gravedad excepcional de nuestra crisis económica, por sus decisiones políticas.
Lamento haber estado ciego todos estos años. A ver cómo les explico esta nueva versión de la historia a mis hijos, a quienes había contado que Franco fue un dictador feroz y desalmado, responsable de centenares de miles de asesinatos, y que Aznar es un neoconservador mentiroso, responsable, entre otras cosas, de la guerra de Iraq y de la gravedad excepcional de nuestra crisis económica, por sus decisiones políticas.
No ha regresado la caverna, estuvo siempre entre nosotros. El pasado no es como cada uno de nosotros lo recordamos, como denuncian las fosas comunes, sino según el guión que los servidores de la caverna ha pergeñado. Para negar el futuro no hay nada mejor que negar el pasado o tergiversarlo, que es lo mismo. Las biografías del Diccionario son la verdad histórica. Si el pasado no es como creíamos verlo, el futuro nunca será como lo deseamos.
¿En nombre de qué libertad y de qué democracia formamos policías como el de facebook o los de Plaza de Cataluña? ¿En nombre de cuáles financiamos y respaldamos trabajos como ese diccionario? Quizás en el nombre de la misma libertad y democracia que procesamos a Garzón por atreverse a interpelar al pasado desde un juzgado.
Algo no hemos hecho bien, y me temo que ya no podremos hacerlo porque las próximas elecciones las ganará el PP, los más fieles aliados de la caverna. No hemos derogado la Ley de Amnistía, por ejemplo, no hemos procesado a los cómplices de la dictadura ni hemos rehabilitado a los demócratas derrotados por la guerra. Me temo que tenemos caverna para rato. Hay una razón añadida: la caverna y la crisis económica se necesitan.

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