Nebulosa Helix o Hélice, conocida como el Ojo de dios
1.
La
verdad se produce cada día en la calle paseando con un perro que no
entiende nuestro idioma. ¿Seremos nosotros para él dioses?
2.
Por
mis ocupaciones, paso una buena parte del día sentado ante el
ordenador. A ratos me levanto a por una pizca de chocolate o una
pieza de fruta, lo del chocolate es una forma de pecado. O alargo la
mano para beber agua o zumo de naranja. A ratos estiro la espina
dorsal para soltar los músculos, y de paso encuentran otras luces
para alumbrarse las neuronas. Alguna que otra vez aparece Gaia, me
mira con su mejor cara y me recuerda que no se ha ido. Si no la veo,
me da con la pata y me dice lo mismo con su ojos y su rabo. Me
recuesto entonces en la silla, empujo hacia adelante la mesa del
portátil y ella salta, se pone sobre mis piernas, esconde su cabeza
bajo mi brazo derecho y se queda ahí una rato. La verdad es que
acariciarla esponja la estructura cardíaca.
3.
El
otro día leía sobre educación. El texto hablaba de los niños,
pero yo pensé en Gaia. Gaia me ayuda a reflexionar. Y me preguntaba
qué significa educar. Educar para ella es aprender cuál es su
espacio y cuál es el mío, qué zonas son comunes y cuáles
exclusivas. Es aprender que no puede defecar u orinar a cualquier
hora del día ni en cualquier sitio, sino cuando y donde yo le digo.
Que no puede ladrar a cualquier hora ni ser hostil a su criterio,
sino de acuerdo con las instrucciones que le doy. Que no puede comer
o beber cualquier cosa en cualquier parte, sino la comida y el agua
que yo le pongo en sus cuencos. Que debe caminar a mi lado por la
acera y no puede detenerse cuando se lo demande su instinto o su
capricho. Que sus horarios se organizan de acuerdo con los míos.
Educar, para ella, es arrancarle sus costumbres y tendencias y
hacerla dependiente. Educarla me convierte en dios suyo. ¿Habrá
aprendido a rezarme?
4.
Se
dice escribir a vuela pluma. Yo escribo a vuela tecla o a vuela
teclado. Y echo de menos la vieja pluma estilográfica. Corrijo a
vuela lápiz. Imprimo y corrijo con el lápiz, no sé leer en la
pantalla, necesito ver los textos escritos sobre las hojas de papel
blanco. Tampoco sabía escribir con el bolígrafo, siempre escribía
con lápiz o pluma estilográfica. De hecho sigo escribiendo con el
lápiz cuando tomo notas por ahí.
5.
No
sé si lo he dicho. Lo digo: Gaia es para mi una maestra, en el
sentido profundo que le da el zen, quien nos ayuda a que encontremos
las luces de nuestro camino, espejo para nuestra propia maestría. Lo
pensé el primer día que la vi, con un mes apenas, con su pelo
blanco y canela, los colores de la sabiduría y de la tierra. Me
recuerda lo que somos, la relación dialéctica entre el ser y la
nada, entre el dios y la tierra, fundidos e inseparables,
indistintos. Probar si no a distinguir las capas de colores
diferentes del pelo y veréis que bajo el blanco se haya el terroso y
bajo el terroso se encuentra el blanco.
6.
En
relación con lo anterior, cuando envejecemos se nos encanece el
pelo, pero eso no significa que nos volvamos más sabios. De hecho
suele suceder lo contrario, envejecer nos hace más estúpidos.
7.
Por
cierto, ya van 62 mujeres muertas por terrorismo machista.
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