Páginas

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Reflexiones con Gaia


Nebulosa Helix o Hélice, conocida como el Ojo de dios



1.
La verdad se produce cada día en la calle paseando con un perro que no entiende nuestro idioma. ¿Seremos nosotros para él dioses?

2.
Por mis ocupaciones, paso una buena parte del día sentado ante el ordenador. A ratos me levanto a por una pizca de chocolate o una pieza de fruta, lo del chocolate es una forma de pecado. O alargo la mano para beber agua o zumo de naranja. A ratos estiro la espina dorsal para soltar los músculos, y de paso encuentran otras luces para alumbrarse las neuronas. Alguna que otra vez aparece Gaia, me mira con su mejor cara y me recuerda que no se ha ido. Si no la veo, me da con la pata y me dice lo mismo con su ojos y su rabo. Me recuesto entonces en la silla, empujo hacia adelante la mesa del portátil y ella salta, se pone sobre mis piernas, esconde su cabeza bajo mi brazo derecho y se queda ahí una rato. La verdad es que acariciarla esponja la estructura cardíaca.

3.
El otro día leía sobre educación. El texto hablaba de los niños, pero yo pensé en Gaia. Gaia me ayuda a reflexionar. Y me preguntaba qué significa educar. Educar para ella es aprender cuál es su espacio y cuál es el mío, qué zonas son comunes y cuáles exclusivas. Es aprender que no puede defecar u orinar a cualquier hora del día ni en cualquier sitio, sino cuando y donde yo le digo. Que no puede ladrar a cualquier hora ni ser hostil a su criterio, sino de acuerdo con las instrucciones que le doy. Que no puede comer o beber cualquier cosa en cualquier parte, sino la comida y el agua que yo le pongo en sus cuencos. Que debe caminar a mi lado por la acera y no puede detenerse cuando se lo demande su instinto o su capricho. Que sus horarios se organizan de acuerdo con los míos. Educar, para ella, es arrancarle sus costumbres y tendencias y hacerla dependiente. Educarla me convierte en dios suyo. ¿Habrá aprendido a rezarme?

4.
Se dice escribir a vuela pluma. Yo escribo a vuela tecla o a vuela teclado. Y echo de menos la vieja pluma estilográfica. Corrijo a vuela lápiz. Imprimo y corrijo con el lápiz, no sé leer en la pantalla, necesito ver los textos escritos sobre las hojas de papel blanco. Tampoco sabía escribir con el bolígrafo, siempre escribía con lápiz o pluma estilográfica. De hecho sigo escribiendo con el lápiz cuando tomo notas por ahí.

5.
No sé si lo he dicho. Lo digo: Gaia es para mi una maestra, en el sentido profundo que le da el zen, quien nos ayuda a que encontremos las luces de nuestro camino, espejo para nuestra propia maestría. Lo pensé el primer día que la vi, con un mes apenas, con su pelo blanco y canela, los colores de la sabiduría y de la tierra. Me recuerda lo que somos, la relación dialéctica entre el ser y la nada, entre el dios y la tierra, fundidos e inseparables, indistintos. Probar si no a distinguir las capas de colores diferentes del pelo y veréis que bajo el blanco se haya el terroso y bajo el terroso se encuentra el blanco.

6.
En relación con lo anterior, cuando envejecemos se nos encanece el pelo, pero eso no significa que nos volvamos más sabios. De hecho suele suceder lo contrario, envejecer nos hace más estúpidos.

7.

Por cierto, ya van 62 mujeres muertas por terrorismo machista.

No hay comentarios: