Si yo
pudiera,
si
tuviera poder
hoy
sería treinta de febrero.
Para
que no fuera ni estuviera.
Para
no tener que dudar
entre
echar una carta a la papelera
o
buscar una farmacia.
Para
no tener que pensar
en
quien se piensa.
Para
no pensar.
Tengo
días bendecidos,
un día
iluminado
por
quien lo encontró por vez primera
y
tengo un día con las piernas largas.
Tengo
un día azul
y un
día que nevó en Madrid.
Algunos
son el mismo día
que va
saltando
por
los escaques
del
calendario.
Tengo
horas,
minutos,
segundos,
instantes
como
relámpagos eternos.
Tengo
la voz imborrable del buen tiempo.
Pero
querría que hoy fuera treinta de febrero.
No
habría un lápiz
y un
papel,
y yo
no tendría que escribir
algunas
palabras que aquí escribo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario