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jueves, 25 de junio de 2009

30 de febrero





Si yo pudiera,
si tuviera poder
hoy sería treinta de febrero.
Para que no fuera ni estuviera.
Para no tener que dudar
entre echar una carta a la papelera
o buscar una farmacia.
Para no tener que pensar
en quien se piensa.
Para no pensar.

Tengo días bendecidos,
un día iluminado
por quien lo encontró por vez primera
y tengo un día con las piernas largas.
Tengo un día azul
y un día que nevó en Madrid.
Algunos son el mismo día
que va
saltando
por los escaques
del calendario.

Tengo horas,
minutos,
segundos,
instantes
como relámpagos eternos.

Tengo la voz imborrable del buen tiempo.

Pero querría que hoy fuera treinta de febrero.
No habría un lápiz
y un papel,
y yo no tendría que escribir

algunas palabras que aquí escribo.

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