Hay dos imágenes que se encuentran cada mañana. Una, la del espejo, como ayer, como hace diez, veinte, treinta, cien años. El espejo borra la dimensión del tiempo. Otra, la de la fotografía, con el detalle de lo efímero en cada punto. La fotografía pone fecha de caducidad a cuanto capta. 15M ha hecho la fotografía de una sociedad decrépita, de tres o cuatro generaciones muertas, aunque seguimos ahí, ante el espejo, en el pasado, haciéndonos viejos sin saberlo.

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