Hay días que son ayer
para seguir siendo mañana.
Hay días que no amanecen,
que son la noche
prolongada.
Que no miran a nadie.
Que no ven ni hablan.
Que apenas son
la fugaz guadaña
de Dante en el infierno.
Hay días que matan
pero no matan,
porque así matan.
Hay días que arrebatan
la palabra amable
y la lanzan
como una flecha
sanguinaria
al corazón
y lo traspasan.
Hay días
que son semanas.
Hay días que son del
tiempo
y el tiempo es el que
manda.
Este día, hoy,
y, quizá, mañana.
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